Miguel Guerrero informante y espía de la CIA, es del grupo que venía liquidando, o sacando del juego, a los que operaban detrás del Congreso de la Cultura Anticomunista que entronca con el neoliberalismo globalizado y teocratizado

Ahora aparece haciéndole el juego al periodismo venal, como herramienta del mundo del terrorismo de Miguel Guerrero, el leproso moral Guido Gómez Mazara, vinculado al sicariato del narcotráfico y a los ajustes de cuentas, quien comprobadamente organizó la muerte de su socio de Trío Café

02-10-2020

 

La pandemia del Covid-19 es, según parece, tanto el colofón como el escenario y terreno en que se dilucida un intento crucial por darle una solución al conjunto de problemas y cuestiones a resolver, que fuera legado por el siglo XX; sobre todo, porque la existencia de la Unión Soviética, ya convertida en el fenómeno del socialimperialismo y el socialfascismo, por la degeneración y traición internas llevadas a cabo por el revisionismo jruschovista-brezhnevista y comparsa, en el centro del socialimperialismo como del socialfascismo soviéticos, como ya lo había previsto y advertido Lenin, a nivel de elucidación teórica, en sus perspicaces estudios sobre “La Bancarrota de la II Internacional”, “El Imperialismo Fase Superior del Capitalismo y Antesala de la Revolución Social del Proletariado”, “El Estado y la Revolución”, “La Revolución Proletaria y el Renegado Kautsky”, y tantos otros, de valor nada menos que imperecedero o eterno, como acervo cumbre de experiencias del materialismo histórico y del materialismo dialéctico; esa Unión Soviética, socialimperialista y socialfascista, no podía ser la base material ni la causa de las convulsiones revolucionarias, por amenazas y acciones manifiestas del carácter contrarrevolucionario, y agresiva naturaleza, del imperialismo mundial; y, en particular, del imperialismo norteamericano yanqui.

Esa falsa y manipulada percepción ha sido difundida por la propaganda bajo todas las formas, pero, especialmente, por la prensa del imperialismo mundial y las confesiones religiosas cristianas, especial y particularmente por la Iglesia Católica-Vaticano del cristianismo romano y las confesiones religiosas evangélicas y protestantes en sus incontables variedades.

Y adquiere carácter de virulenta y avasallante, como moda mundial, sobre todo a partir del 1990, con el formal colapso de la ex-URSS, llevado a cabo por los ya convertidos en formales agentes CIA-imperialistas norteamericanos, el renegado revisionista Mijail Gorbachov y Boris Yeltsin; lo que trajo consigo las más diversas y variadas pintorescas especulaciones, servidas al público en general como científicas y objetivas conclusiones teóricas y políticas; que, a la vuelta del día siguiente de ser formuladas, ya estaban refutadas por los mismos hechos del curso de la vida real: El fin de la historia; el fin de la existencia de las clases y de la lucha de clases; no más contradicción entre capital y trabajo, y su secuela inminente en la lucha del proletariado y las masas trabajadoras contra la burguesía y sus estamentos y formas de clases explotadoras burguesas y terratenientes aburguesados y/o pre-capitalistas o medievales, y así sucesivamente.

Tanto las verdades irrefutables del materialismo histórico como del materialismo dialéctico, alegremente, fueron declaradas obsoletas y desfasadas, con vistas a recorrer el viejo, y realmente obsoleto, camino liberal; pero, esta vez, bajo la hegemonía del imperialismo, sus monopolios y su política, que es eminentemente antidemocrática por ser fascista; ya que, es el fascismo y no la democracia la política del capitalismo, donde el predominio es de los monopolios y sus intereses.

La campaña de éstos contra los derechos, y el ejercicio práctico de la autodeterminación y la soberanía de los pueblos y naciones, se puso en el primer punto de la agenda del orden del día.

La guerra imperialista, de los imperialistas yanquis en Los Balcanes, con la destrucción de Yugoeslavia y el acoso de los serbios, culminó con el secuestro, por la OTAN, de Milosevick, dando cumplimiento a los mandatos de Bill e Hillary Clinton, en estrecha e íntima santa alianza contrarrevolucionaria con los oportunistas y retrógrados sirvientes imperialistas españoles, cuyo alto miembro Javier Solana Madariaga era Secretario General de la OTAN.

Se repartieron a Serbia y le crearon a Kosovo; como proyectan otro tanto para con nuestro país, a título de anexar territorio dominicano al de las hordas tribales de Haití. Crearon una nueva doctrina basada y sustentada estrictamente en la doctrina imperialista Monroe, incorporándole la reforma, aún más acérrima enemiga de la soberanía nacional y de los derechos de la autodeterminación de los pueblos, la aberrada doctrina de que los acuerdos internacionales valen tanto o más que las Constituciones nacionales; con lo que el imperialismo yanqui le daba carácter extraterritorial a su Constitución y a sus leyes nacionales; todo lo que había sido fraguado y diseñado desde la segunda mitad del siglo XX, sobre todo con la creación del Congreso Mundial de la Cultural Libre y Anticomunista, efectuado en Berlín Occidental con el financiamiento y cobertura directamente de la CIA, que había sido creada bajo el gobierno de Truman y su Plan Marshall, todo ello como parte de la Guerra Fría.

Pero ya para el 1965, tiempos en los que el imperialismo yanqui, con su gobierno haciendo de policía internacional y regional, invade, encabezando un ejército de lacayos latinoamericanos, la República Dominicana, con 42 mil soldados e impone un gobierno títere y sumiso, por medio de una farsa electoral montada para el 1ro. de junio del 1966, con la complicidad directa de los gobiernos y componentes del frente político y cultural de la CIA, siendo, dicho frente, el que asumiera la forma del Congreso Democrático y de la Cultura Anticomunista efectuado en Berlín Occidental para el 1950.

Que, con la intervención militar a la República Dominicana en el 1965, el imperialismo yanqui, había, de hecho, dado inicio a su Waterloo, o principio de su final; una vez que esa intervención militar yanqui-imperialista del ’65 significaba un mentís rotundo a la recalcitrante politiquería del viejo boom de la politiquería de los traidores, burgueses liberales social-reformistas y anticomunistas de América Latina, que cerraran filas en la primera línea del Congreso de la Cultura Libre Anticomunista con la revista “Cuadernos”, creada por Germán Arciniegas, y en la que participaba todo el elenco del obsoleto boom de social-reformistas burgueses anticomunistas, compuesto por Haya de la Torre, Pepe Figueres, Rómulo Betancourt como el procónsul continental del imperialismo norteamericano y su Doctrina Monroe, como su adjunta del Destino Manifiesto. Al parecer, la fractura (interna) en el seno del Congreso de la Cultura Anticomunista fue muy profunda e irreversible, hasta el punto de que, en sucesivos editoriales, tanto el New York Times como el Washington Post e innumerables focos de opinión, abordaron la denuncia generalizada de que el Congreso Democrático y Anticomunista de Berlín no era más que una fachada de la CIA y de los fines del imperialismo yanqui y su política guerrerista de su llamada Guerra Fría contra el comunismo, representado por la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Esa burguesía, socialreformista y contrarrevolucionaria, del boom de marras, siempre ha estado regida por la dualidad de tibias y amaneradas protestas ante las oligarquías más recalcitrantes, pero al mismo tiempo por estar cundida hasta su coronilla por el temor pavoroso ante las masas populares.

Un ejemplo de todo esto viene a serlo el del leproso moral Juan Bosch, viejo espía pagado de la CIA y a la vez vil mercenario politiquero a sueldo del Departamento de Estado yanqui; que es el portador y representante de la política de la Doctrina Monroe del imperialismo yanqui, para, a su entender su patio trasero, que es toda América Latina, y en particular El Caribe. Esto queda plasmado, como tallado en fuego sobre hierro, en el libraco, carente de todo lo que se puede apreciar de un libro y su autor, que son: honradez, honestidad, decencia, lo que vendría por vía del contenido del libro de que se trate, y en el que su autor demuestre ingenio y talento en las creencias y convicciones que sean expuestas; mas, en “Crisis de la Democracia (Representativa) de América en República Dominicana” del leproso moral Juan Bosch, todo eso está desterrado y enviado al Ródano, lúgubre lugar donde el Imperio Romano enviaba a los prisioneros y ex-funcionarios republicanos, para que murieran sin pena ni gloria y no afectaran el olfato de los otros mortales con su insoportable vaho moral y físico después de muertos.

Alabanzas, mentiras, calumnias, tergiversaciones, ocultamientos al por mayor y al detalle, sobre todo una profunda e innegable condición  de anticomunista feroz, como de trujillista furioso, que fuera, indudablemente, parte del extenso y poderoso cuerpo de espionaje del dictador y sanguinario Trujillo, peón y títere, tanto de la Iglesia Católica-Vaticano como del imperialismo yanqui, que fueron sus creadores e instauradores en el Poder, como sus consultores y consejeros, a la vez, durante 31 años. Porque, además, Trujillo y su aparato criminal financiaron, en forma, si no total, por lo menos en gran parte, el irónico exilio, supuestamente antitrujillista, del leproso moral Juan Bosch.

Alabanzas y exaltaciones a herramientas abominables de la dominación, injerencia y espionaje yanqui, como son: Alianza para el Progreso, Cuerpos de Paz y centros de formación y adiestramiento de espías e informantes de la CIA, como el CIDES y sus centros de Costa Rica, México, Venezuela, Argentina, Chile, Brasil y en toda América Latina.

Fue, a la luz de esa fractura irreversible en los centros de mando de Wall Street y sus cuerpos de espionaje, que se acrecentó la fábula de la existencia de los imperialistas yanquis buenos, que serían los allegados al Partido Demócrata del imperialismo, de un lado, y los imperialistas yanquis recalcitrantes e intransigentes de los republicanos y el Pentágono: los demócratas buenos del Departamento de Estado y los republicanos malos del Pentágono.

En esa fábula se basaría el haitiano y leproso moral, porque igual que su maestro, era espía pagado por la CIA y, a la vez, politiquero anticomunista y antidominicano, a sueldo del Departamento de Estado yanqui, Oguí Pié (alias José Francisco Peña Gómez).

Pero, resulta que, ya para el año 1965, cuando empezara el principio del fin del Congreso de la Cultura Anticomunista de la CIA, ésta tenía reclutados, e incorporados en su elenco de informantes y espías, en plena faena de campo, a muchos jóvenes, en su gran mayoría procedentes de su escuela de adiestramiento para estos fines de San José de Costa Rica, al amparo de Pepe Figueres, compadre y socio íntimo del leproso moral Juan Bosch.

Dicho centro de adiestramiento de espías se cubría en el CIDES, que tenía como fachada director al contratista internacional de la CIA, el rumano Sacha Volman, y al leproso moral Juan Bosch como sub-director; lo que la práctica se encargaría de demostrar qué era en realidad lo que allí, en Costa Rica, funcionaba.

Sacha Volman, un viejo rufián y contrarrevolucionario, perteneciente a una familia fascista rumana y partidaria del nazi-fascismo; que, a raíz del complot del ’47 tuvo que irse al exilio y actuar como agente abierto contratista de la CIA y socio del viejo agente CIA Norman Thomas; que, como se recordará, tanto el leproso moral Juan Bosch como su protegido y primer discípulo suyo, Oguí Pié, alias Peña Gómez, presentaban como una columna inamovible de su democracia, que no podía ser otra que su falsificación llamada representativa.

Uno de esos jóvenes, entonces estudiante universitario de periodismo, reclutado por la CIA por medio de la AID y la Alianza para el Progreso, entre varios otros, vino a ser Miguel Guerrero, cuyo hermano mayor, Tilo Guerrero, quiso ser pasado de contrabando por la agencia contrarrevolucionaria de los renegados revisionistas PSP. Tilo Guerrero, que era estudiante de Medicina, luego de graduado, se fue a residir en los Estados Unidos, donde se quedó a vivir.

Desde entonces, Miguel Guerrero fue informante y espía de la CIA, que correspondía al grupo de ésta que había venido liquidando, o sacando del juego, a los que operaban detrás del Congreso de la Cultura Anticomunista, y que no eran del afecto y gusto del leproso moral Juan Bosch.

Por ello, desde el 1965, a su regreso al país, por un período de algo así como de un año, luego de hacerle el juego al tirano alimaña Joaquín Balaguer, que siempre fue su preferido y elegido por él y el grupo de la CIA del Acuerdo de Punto Fijo, de connotación venezolana porque sus integrantes eran Acción Democrática de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, Jóvito Villalba y su partido bisagra Unión Republicana Democrática, como Rafael Caldera demócrata-cristiano del Copei, todos mercenarios incondicionales y espías pagados de la CIA de vieja data.

Jóvito Villalba habría resultado ganador en las elecciones del 1952 de Venezuela frente al general Pérez Jiménez, a quien derrotó en las urnas; pero, aceptó el fraude de la CIA y de Pérez Jiménez a cambio de 5 millones de dólares, lo que es historia patria en Venezuela.

Juan Bosch siempre mantuvo una posición de no condescendencia con el espía e informante Miguel Guerrero; que operó como agente corresponsal de UPI y AP, que eran agencias pantallas de la CIA. Insistiendo, Juan Bosch, en que no lo aceptaba en lugares donde él estaba, ni le daba entrevistas. “Ese es un agente de la CIA, cuya función es hostigarme, mentir, tergiversar lo que digo y calumniarme”, decía.

En realidad todo eso era la pura verdad. Y los libros que ha publicado, para acreditarse como escritor, no son más que la relación y actualizaciones de las orientaciones e interpretaciones que, sobre los sucesos en el mundo de la politiquería y las trivialidades, que como guiones y libretos, le ordenaba y trazaba la CIA.

En cierta forma no son más que refritos, sin savia ni sustancia, recreados, recogidos y recopilados por Miguel Guerrero, en contribución, por añadidura, a su labor de espía e informante, así como activo integrante promovedor de los planes de la CIA como leproso moral.

Para la reelección del Gángster Murmullo en el 2016, desde el primer momento en que el Gángster Murmullo Dañino Medina aderezaba y sazonaba el tiburón podrido de la reelección aquella, Miguel Guerrero (Lon) se embolsilló una suma fabulosa de millones de pesos, de los que el Gángster Murmullo Dañino Medina le asignaba con regularidad para el reclutamiento y accionar de los cagatintas de la prensa venal amarilla que operaron para la reelección del Gángster Murmullo Dañino Medina.

Los objetivos y planes, del imperialismo yanqui y su superestructura colonial de espionaje e injerencia abierta y solapada, en el seno y sobre la vida política y, en general, de la República Dominicana, se pueden conocer de antemano prestándole atención a lo que dice, hace y como se mueve esta verdadera inmunda sabandija.

Como es costumbre en el mundo de estas carroñas, Miguel Guerrero, igual que los de CDN, Univision y sus elencos de Jorge Ramos, del inframundo perteneciente a los crápulas de la gusanera de Miami de cubanos, de antichavistas venezolanos, de paramilitares y chacales colombianos de Alvaro Uribe y de Iván Duque, como de Guaidó y sus narco-sicarios, Miguel Guerrero se da la imagen propia de un hipócrita redomado, de ecuánime y calculador; pero, ello no impide que, en realidad, sea un hombre babosa, sin savia ni sustancia. Por ejemplo, si se hace una evaluación de su programa en CDN y de su funesto papel desempeñado en ese centro de ignominia de los capitales espurios, por oscuros y nada transparentes, principalmente de Manuel Estrella, socio No. 1 de Odebrecht en el país, junto a Pepín Corripio y Juan Vicini, se podrá comprobar su falta de toda vocación por principios definidos, fuera de la complacencia y servicios a todo cuanto signifique fines espurios del imperialismo yanqui; de su empecinamiento en ser el abogado y apologista de las hazañas más abominables del imperialismo y el capital financiero, lo que son, en él, una obsesión maníaca.

No obstante, es evidente que el pantano de lodos cloacales, que es su mundo y único horizonte, siente que está seriamente amenazado, y no tiene miramientos en exhibir las llagas purulentas y malolientes de su cuerpo convertido en carroña, como ocurre por igual con su falta de escrúpulos y de conciencia que le impulsa, a Miguel Guerrero, a crear su falaz conjetura distorsionadora, que lo convierten en un desalmado, al erigirse en alabardero amoral de la política aberrada de sociópata, del tirano alimaña Joaquín Balaguer; al definir su criminal período sanguinario de los doce años como: “un proceso de pacificación en un clima de libertad” para asesinar impunemente, desde el Poder, con su política de encarcelamientos, torturas, desapariciones, por parte de los sicarios del régimen; a los que su cabecilla mismo llamó como sus “fuerzas incontrolables”; cuya finalidad, a priori, es el enaltecimiento y embellecimiento del crimen y el oprobio erigidos en gobierno del terrorismo de Estado y, por lo tanto, de dictadura antipopular, antidemocrática y antinacional; una vez que solo se basaba en la violencia, como ley, contra el pueblo y la nación, como en aras de servir el interés de sus propios amos, que eran los mismos de Trujillo, y del enriquecimiento de un reducido grupo de privilegiados, o sea, el régimen oligarquía.

Miguel Guerrero, empleando el periodismo venal como herramienta del mundo del terrorismo de Estado, fue el primer o segundo Relacionador Público o Encargado de Prensa del gobierno neoliberal y terrorista, con naturaleza de narco Poder, del bastardo leproso moral, espía CIA, Leonel Antonio Reyna, quien tenía como su asesor directo al criminal y terrorista Rudolph Giulliani, ex-Alcalde de Nueva York y hoy abogado del nazi-fascista Donald Trump.

Se retiró, subrepticiamente, vociferando, al igual que lo hicieran Roberto Rodríguez Marchena y Pedro Castellanos, acusaciones contra el pueblo, y responsabilizándolo de la corrupción imperante, dándole paso al mequetrefe y proxeneta de la depravación del bastardo Leonel Antonio Reyna; ya caracterizado, en menos de los primeros 100 días de su primer desgobierno, como el narco-Presidente y hampón di tutti capi; y quien ya había articulado su programa de desplegar el terrorismo de Estado desde el Poder, amparado, como lo hiciera el tirano alimaña Joaquín Balaguer, en su dictadura de los doce años; y, todo eso, a pesar del odio que Miguel Guerrero albergó contra el otro leproso moral y, en este campo, epígono suyo, Juan Bosch; porque era evidente la influencia oculta de la CIA, desde esa primera gestión del bastardo leproso moral Leonel Antonio Reyna, quien aplicó, en íntima coordinación con la fatídica Iglesia Católica-Vaticano y su Conferencia Episcopal de sus obispos, la política terrorista de Estado, bajo el burdo pretexto de los intercambios de disparos, con un saldo continuado de cerca de 100 mil o más dominicanos ejecutados por su campaña de terrorismo de Estado disfrazado de muertos extrajudiciales por vía del intercambio de disparos, que no era más que otra edición de las prácticas criminales de la dictadura de los 12 años; o que Miguel Guerrero, para su autosatisfacción y aplacamiento de los fantasmas, que no le dieran paz jamás, de los muertos, no sólo por los de los 12 años, sino por los asesinados sucesivamente por el desgobierno del hijo de la gran puta, confeso agente del imperialismo, de la CIA y del Mosaad, Rafael Hipólito Mejía (2000-2004), así como los que de nuevo llevó a cabo el capo di tutti cappi Leonel Antonio Reyna del 2004 al 2012.

Sin embargo, las causas y raíces por las que este vulgar alcahuete y proxeneta, agente de la política fascista del imperialismo yanqui y su espionaje de la CIA, de la AID y demás, configurada por el Congreso de Berlín de 1950, y que entronca con el neoliberalismo globalizado y teocratizado a partir del 1990; que nadie se preste a engaños ni se preste a hacerle el juego; como es evidente que lo hace el leproso moral Guido Gómez Mazara, vinculado al sicariato del narcotráfico y a los ajustes de cuentas, quien comprobadamente organizó la muerte de su socio de Trío Café, contratando coroneles de la Policía Nacional para llevar a cabo ese ajuste de cuentas, pagado por el narcotraficante corecato, de Miguel Cocco, Chico Ortega de León, muerto por infarto, según se dijo, luego de décadas en estado parapléjico vegetativo.

Guido Gómez Mazara fingió servir de instrumento de venganza de su íntimo amigo de correrías y caminos, Chico Ortega de León; articuló la muerte del dueño del antro del narcotráfico de Trío Café, pero se aseguró no solo la impunidad desde el cargo, que el hijo de la gran puta o inmundo agente del imperialismo y la CIA, Rafael Hipólito Mejía, le diera, sin calidad alguna para ello, de Jurídico de la Presidencia, además de quedarse con la mujer del ejecutado dueño de Trío Café, que también era su amigo, que había sido la pareja de Chico Ortega de León y por la que el ejecutado, dueño de Trío Café, le había hecho el atentado de muerte; y del que, como secuela, había dejado a Chico Ortega de León parapléjico, sin parte de su cuantiosa fortuna acumulada en el narcotráfico y blanqueo, así como su adorada mujer de ese submundo; que, a fin de cuentas, pasó a manos y el bragueteo de Guido Gómez Mazara, que, de paso, fue bien pagado por Chico Ortega de León, así como usufructuando las riquezas, tanto de Chico Ortega, de la manzana de la discordia en ese paraíso, y de la del ejecutado dueño, en vida, del negocio Trío Café.

Los vínculos de Guido Gómez Mazara con el bajo mundo y su condición de leproso moral de la CIA, ahora busca borrarlos, dándose un matiz de defensor y teórico del legado espurio del Perrodé y de Oguí Pié, alias Peña Gómez, quien fue el apologista, y abogado del diablo, de la matanza que Salvador Jorge Blanco y Hatuey Decamps, leproso moral y agente de la CIA, ordenaron a raíz de las protestas populares escenificadas a partir del 24 de abril del 1984 en República Dominicana, en repudio y protestas contra el paquetazo de la firma de Salvador Jorge Blanco y Hatuey Decamps con el FMI.

Cabe subrayar, que Oguí Pié (alias Peña Gómez) arremetió como un toro de lidia contra esas justas y heroicas protestas del 24 de abril del 1984, llamándolas intento reaccionario golpista de las cavernas; y otro tanto hizo el farsante anti-dominicano y pro-haitiano Hugo Tolentino Dipp, que junto con Oguí Pié (Peña Gómez) crearon el recurso propagandístico, irresponsable y prejuicioso, de igualar racismo con anti-haitianismo; en el sentido de que todo dominicano que se opusiera a la fusión con las hordas tribales haitianas y llamara al alerta y la vigilancia al respecto, lo hacía por racismo y discriminación racial; anulando con ello todo sentimiento patriótico del más elemental y sano nacionalismo revolucionario basado en la autodeterminación y la defensa de la soberanía nacional.

Guido Gómez Mazara, cuya aspiración política se centra en adueñarse del Perrodé unificado alrededor del oguipiesismo o peñagomismo, pretende tapar el sol con un dedo y exculpar a Oguí Pié (Peña Gómez), entonces Alcalde de la capital, de esa cruel represión contra el pueblo, y el saldo de no menos de cientos de dominicanos asesinados a mansalva; lo que no cabe dudas fue instigado por el alias Peña Gómez, entonces síndico de la capital, en demostración de su odio visceral y resentimiento incontrolables contra la República Dominicana, en demostración de la ingratitud que yace en el alma de cada haitiano.

Para culminar esta entrega cabe subrayar que, en realidad y de verdad, el mercenario y vulgar espía de la CIA y del imperialismo, de su capital financiero y sus monopolios, Miguel Guerrero, toma como pretexto y camuflaje de su real pensamiento, que no es culpar al Perrodé de sus inocultables y repetidos fracasos; hasta el punto de encontrarse en las deplorables e irreversibles condiciones de bancarrota y quiebra ideológica y política, sino enfatizar que el Perrodé fracasó, en su compromiso y pacto con el imperialismo y sus monopolios, por cuanto no pudo privatizar las empresas del Estado y destruir las fuentes de las riquezas nacionales, como también falló en producir la fusión con Haití, que implica la previa destrucción de la Nación y del Estado Nacional República Dominicana; lo que le es imprescindible a los monopolios del capital financiero norteamericano para el empleo de los caudales de agua de la República Dominicana en la explotación de las minas de oro que están ancladas en común tanto en Haití como en República Dominicana.

Esto es, precisamente, lo que hace que el pueblo dominicano y la Nación, como el Estado Nacional República Dominicana tenga como su meta la separación y no fusión con el Estado tribal de hordas haitianas, carentes de todo sentido nacional; y que es eminentemente depredador, sobre todo en lo que respecta a la República Dominicana, nuestra Nación y nuestro pueblo.

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