José Miguel Insulza socialdemócrata chileno va a la Secretaria de la OEA a servir designios neoliberales del imperialismo contra pueblos de América Latina y El Caribe
 

Al tomar posesión y haber emprendido sus funciones como Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que no abandona ni cambia su naturaleza de Departamento de colonias de los Estados Unidos para América Latina y El Caribe, el socialista de derecha, como son el 98% de los llamados socialdemócratas, José Miguel Insulza, chileno y ex-Ministro de Interior del gobierno también socialista de derecha de Lagos, ha emprendido una campaña matizada por la tergiversación y la manipulación, evidentemente con la finalidad de servir a los designios e intereses expoliadores imperio-coloniales de los EE.UU. y de Bush, el nuevo Hitler.

La campaña de Insulza empieza con el sonsonete de que hay que hacer que la democracia cumpla con sus funciones, que son contrarrestar la pobreza y la miseria, ya que en vez de para esto ha contribuido a su acentuación, de ahí, que (como todo un procónsul colonial de los yanquis, que por descontado tiene la bendición de la Iglesia Católica-Vaticano, y que al colocarse Insulza como sirviente de los yanquis goza ipso facto de la simpatía de los protestantes latinoamericanos y norteamericanos, que son financiados por los EE.UU.), haya que poner la democracia a cumplir sus funciones, que son estar al servicio de la lucha contra la pobreza, para cerrarle el paso al populismo que últimamente está levantando cabeza, según esta marioneta chilena del neoliberalismo recauchado con el pinochetismo y la claudicación desfachatada de la socialdemocracia ante éste.

La meta real de Insulza y de la OEA es servir de instrumento y herramienta del neoliberalismo como modelo del sistema capitalista de la explotación y la opresión, directamente dirigida desde los centros financieros de EE.UU. y sus agencias internacionales, y para ello empieza por la tan engañosa como tergiversada jugarreta de reducir la democracia al carácter de régimen económico-social, lo que a todas luces sería erróneo si respondiera a una confusión involuntaria o por falta de ilustración, pero que en el caso del procónsul Insulza desde la OEA es todo lo contrario.

Democracia es un sistema político estatal que en la época moderna se recrea bajo las condiciones del triunfo del capitalismo en su etapa pre-monopolista, acogiendo en su seno e inscribiendo en su bandera, aún dentro de límites históricos, derechos económico-sociales y libertades como reflejos directos e indirectos del triunfo sobre el feudalismo y el oscurantismo clerical católico-cristiano: “Libertad, igualdad y fraternidad”, todas de carácter burgués, sin que nadie se preste a engaños.

La base económico-social de sustentación de la democracia, en un principio, no es otra que el régimen o sistema económico-social capitalista, del que en el plano político-estatal la democracia resulta ser su bandera, o sea, su reflejo.
Así como obsesionada por ocultar sus límites la burguesía explotadora requiere presentar sus intereses como eternos e imperecederos, no puede tampoco negar que está perfectamente consciente de que, intrínsecamente, por la misma naturaleza explotadora de sus actividades, ésta es contrapuesta al interés de la mayoría, de cuya explotación proviene su enriquecimiento y sus ganancias, extrayéndoles plusvalía.

Sobre esta base surge y pretende sustentarse el engaño con la manipulación de presentar a la democracia como sinónimo de régimen capitalista, que en los tiempos actuales es el neoliberalismo bajo los dictados del imperialismo, que es la fase monopolista del capitalismo, anteriormente, en el siglo XIX, de libre competencia.

No es pues que la democracia ni la libertad política han resultado insuficientes o inoperantes para contrarrestar el proceso de depauperización y creciente explotación de los pueblos y naciones, como está vivamente retratado en el caso nuestro y de los demás países caribeños y de América Latina en general. No, nada de eso, de lo que se trata es de que la democracia, sin ser el régimen capitalista, en las condiciones de predominio absoluto de éste y de su modelo neoliberal en particular, no puede más que reflejar y ser constreñida por el régimen económico-social capitalista, que es su base material de sustentación.

En el interés de asistir a la burguesía monopolista e imperialista internacional, el cartel internacional Iglesia Católica o transnacional Vaticano, C. x A., a través de su emperador, pontífice o gran hechicero, muerto hace poco, después de más de 25 años de continua infamia contra la humanidad y la lucha de los pueblos y naciones por su emancipación en todos los órdenes, afirmó que la democracia es el régimen en el que los servicios sociales como educación, salud, electricidad, transporte, agua potable y justicia, quedan en manos de los empresarios privados, mientras que a la Iglesia y a otras sectas les queda el campo de las obras de beneficencia y de filantropías.

Así lo establece el Papa Karol Wojtyla en su encíclica “El Centenario” del año 1991, en conmemoración de los primeros cien años de la publicación de la otra encíclica “Rerum Novarum” de León XIII, correspondiente al 1891, con la que la Iglesia Católica dio inicio al engaño contrarrevolucionario llamado Doctrina Social de la Iglesia Católica.

Con una ligera observación queda en claro que para ésta, democracia es sinónimo no ya del capitalismo en general, sino del neoliberalismo única y exclusivamente. Y es que nadie como esa nefasta y perversa trasnacional de la infamia, que es el Vaticano-Iglesia Católica-cristianismo es tan experta en las falsificaciones y en las manipulaciones de las cosas de la realidad y de los conceptos para alcanzar los fines de esclavitud y parasitismo que encarna desde sus más remotos orígenes.

Como parte de esos servicios y para no obstaculizar los objetivos imperio-capitalistas, ese mismo Papa, en esa misma encíclica, admitió definitivamente que, contrario a como venía fingiendo y mintiendo, la Iglesia Católica no tiene ninguna propuesta diferente o diferenciada en el orden de los regímenes económico-sociales modernos, y es que, en realidad, la Iglesia cristiana-catolicista-vaticanista, es la expresión y reflejo del régimen de la esclavitud o de su variante, el feudalismo, así como en el orden político estatal es el absolutismo, el despotismo y el crimen.

Pero como se ve, con José Miguel Insulza, el imperialismo de Estados Unidos y de la Unión Europea, de la mano con la transnacional colonial religiosa del cristianismo, están coaligados para impedir que los países y pueblos reivindiquen la auto-determinación y ejerzan su soberanía para el rescate de su independencia y se aboquen a hacer uso de la democracia como instrumento político-estatal y de los pueblos para la solución de sus problemas económico-sociales sin tener que pagar tributos ni a los colonizadores ni a los expoliadores imperiales, vía sus servidores y envilecedores espirituales, que son el catolicismo vaticanista y las sectas cristianas.

 

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