La lucha popular tiene que desplegarse en medio de estas condiciones
 

Ya las gentes, en apenas una semana o dos, empezarán a sacudirse y a entender que el gobierno de Leonel Antonio Fernández Reyna y sus amos han recurrido a la dictadura como un medio de negarles sus derechos a la comida, a la salud, al trabajo, a la libertad y al bienestar económico-social.

Como no pudo ocultar, al momento de hacerse públicas las medidas del Estado de Sitio para la dictadura, el marrano y despreciable monseñor, el procedimiento es bien sencillo: Negarle y arrancarle al pueblo los derechos alcanzados y las libertades adquiridas en buena lid en los últimos 45 años desde la caída de la dictadura de Trujillo hasta la fecha. Conquistas y logros alcanzados por el pueblo mientras los amos de Leonel Antonio Fernández Reyna y la Iglesia Católica-Vaticano se dedicaban a cometer crímenes y a almacenar las riquezas que hoy exhiben inescrupulosamente como los trofeos de sus actividades de reaccionarios y usurpadores de los bienes nacionales.

Lo de la imposición del Estado de Sitio y dictatorial de parte de Leonel Antonio Fernández Reyna y su reaccionario gobiernucho, de la Iglesia Católica y sectas cristianas, como de los EE.UU. y los países europeos, tiene el mismo carácter que las acciones terroristas que despliegan los genocidas de Israel contra el pueblo libanés, bombardeándolo en forma criminal provocando un holocausto de inocentes seres humanos, hombres, mujeres, niños, ancianos, así como la destrucción de las viviendas, puentes, industrias, lo que indica que no es hecho ni en forma de defensa propia ni autodefensa, sino como parte del diseño genocida de las llamadas guerras previsoras oficializadas por el maniático Bush y su equipo de la Rice, Rumsfeld, el Vice Cheney, etc., que comparten con los sionistas de Israel.

Exactamente es lo que aplican el gobierno dominicano, la Iglesia Católica y las sectas protestantes y la Unión Europea y los Estados Unidos sobre el pueblo dominicano.

Y para ello, esto es, para lograr sus fines, 3 mil militares de las FF.AA. a las calles, sumados a otros tantos policías y agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), a actuar con prepotencia, abusiva y atropelladoramente, contra los ciudadanos.

No sólo que la función y la naturaleza misma de los guardias es bien diferente a las de la Policía Nacional y de los miembros de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), cosa que ni los mandos militares más comprometidos con el actual gobierno pueden desconocer sin correr el riesgo de terribles consecuencias, como es la desnaturalización de los institutos castrenses y las distintas ramas militares como Ejército, Marina y Aviación. La primera consecuencia negativa que les acecha es su inminente disolución, lo que no deja de ser un objetivo secreto y encubierto de los actuales propiciadores de la dictadura, ya que es conocido que en gran medida pesa en su seno el siniestro interés en la desarticulación de la nación ante el inminente peligro de la fusión con Haití.

No. Es que, además, y por sobre todo, esa situación no pueden pretender sus auspiciadores mantenerla prolongada ni indefinidamente; por lo que es algo inevitable que en un tiempo próximo se tenga que recoger este terrible patrullaje que está ultrajando por doquier a la ciudadanía. De ahí que la pretensión de, mediante tan mecánico, burdo y vulgar procedimiento, tener bajo control al crecimiento de la delincuencia, no pudiendo mantenerse por siempre, lo que traería consigo, tras o después de que se agote el presente recurso represivo éste, es algo que se cae de la mata, y no será otra cosa que volver a la crisis político-social pero a niveles superiores, una vez que, inevitablemente, se habrá recrudecido y ensanchado la crisis económica y social, y la violencia por tales motivos se manifestará y expresará con gran intensidad, cuyo grado nada ni nadie puede predecir con toda exactitud.

Es muy probable que el actual Estado de Sitio sólo contribuya a meterle más presión y aire caliente al globo o a la caldera, sin tomar en cuenta que ésta está próxima a explotar.

Represadas las aguas sin garantías, sólo augura la producción de avalanchas devastadoras.

No por casualidad todos los reaccionarios y rufianes, como por ejemplo el llamado José Miguel Soto (o Trujillo) Jiménez, quien fuera el Secretario archi-corrupto y vil de las FF.AA. durante la entronización del desgraciado gobierno del delincuente e impensante Rafael Hipólito Mejía, se identificara con el Estado de Sitio impuesto por el gobierno, pero cabe resaltar que Soto (o Trujillo) Jiménez, pretende justificarse en que durante el gobierno del truhán Rafael Hipólito Mejía, él aplicaba esas medidas de Estado de Sitio con carácter preventivo, igual a como Bush y sus hienas sedientas de sangre efectúan guerras de exterminio y saqueo con carácter preventivo.

Del mismo modo, hay que resaltar que durante el curso de la campaña destinada a la creación de la histeria en torno al supuesto desbordamiento de actos delictivos, que, insistimos, son tanto el fruto del colapso y bancarrota del sistema y su modelo neoliberal como de que la Iglesia Católica y los cuerpos castrenses y policiales, en acuerdo con el gobierno y el mismo Leonel Antonio Fernández Reyna, organizan y coordinan las actividades delictivas, por lo menos, si no en la mayoría de los casos, en los más escandalosos actos delictivos acaecidos.

Y no deja de ser notorio que los más reconocidos confidentes y activistas de los cuerpos para-policiales y paramilitares, donde llegan y encuentran dos o tres gentes, de inmediato sueltan la bola: “¡Me atracaron!”, como hacían Radhamés Gómez Pepín y Cuchito Alvarez Pina (Dugan), que todos los días, supuestamente, los empleados bajo sus direcciones eran atracados y hasta llevan contabilizadas las veces que esos personajes han sido víctimas de las acciones desaprensivas de los delincuentes, y da la sensación como si los delincuentes que operan en el país andan en busca más de figureo, a través de sus acciones sobre personajes de los medios desinformativos o de la prensa amarilla, que en busca de dinero y prendas preciosas.

Como fue el caso de este domingo último del mes de julio -día del supuesto padre- en que uno de aquellos personajes, reconocido por sus vínculos con los cuerpos informativos DNI, de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) y la Policía Nacional, que llega a una emisora y suelta: “Me acaban de atracar en el carro que venía”, pero ni siquiera cuidándose de guardar las apariencias, por lo que uno de los que se encuentra en el lugar en que el pico-chato suelta su bola le pregunta: “¿y cómo fue que te dejaron el reloj y no se lo llevaron?”, a lo que, desconcertado, sólo acertó a responder: “No, es que yo tengo tres relojes. Pero hay que desarmar a la población, hay demasiadas armas entre la gente”.

Esto último es otra de las invenciones cocinadas por los creadores del Estado de Sitio. Pues, precisamente, lo que hace falta es que la población se arme. Armas en manos de la población civil es lo que falta precisamente.
Lo de la sobreabundancia de armas en manos de la población es otro ardid de parte de los reaccionarios y del mismo gobierno, azuzado y en componenda con los jerarcas de la Iglesia Católica, que gustan de sus víctimas indefensas, igual a como George W. Bush y los genocidas israelitas reclaman el desarme tanto del Hezbolá en el Líbano, como de la resistencia patriótica en Irak y Palestina, a la que llaman, despectiva o engañosamente, insurgentes. Pero mientras tanto perpetran masacres y genocidios contra las gentes desarmadas e inocentes.

 

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