REFORMAS Y REFORMAS

El programa de las estructurales del neoliberalismo ha resultado estafa y rotundo fracaso

Sólo benefician al imperialismo, a la Iglesia Católica-Vaticano, su parasitismo y a sus lacayos

 

Júzguese el significado de las llamadas reformas estructurales llevadas a cabo por y para el neoliberalismo por los resultados y se verá que hoy se está incluso peor que antes de implementarse, bajo el mando de los monopolios del imperialismo y sus estructuras neocoloniales, como la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), en contubernio con la ultra-parasitaria y obsoleta Iglesia Católica-Vaticano, las llamadas reformas estructurales neoliberales y de la globalización.

Los niveles de los abusos, vejámenes y crímenes de Estado han sido multiplicados, y se han reinstaurado, como política oficial del gobierno, el terrorismo y los crímenes de Estado, a la vez que el gobierno, transido de corrupción, ha devenido en un narco-terrorista-criminal gobierno.

Los curanderos sociales y políticos que emborracharon al pueblo y a los anhelos democráticos y de progreso de éste con la pócima aniquiladora del neoliberalismo y la globalización haciendo tanta bulla y algarabía, si no fueran un atajo de canallas y miserables mercenarios desalmados y de eunucos sin voluntad propia, admitirían que ha sido un total engaño y un fracaso rotundo en todos los frentes su plataforma de reformas estructurales, la que erigieran sus amos sobre la exclusión del verdadero interés nacional, así como el desconocimiento, si no aplastamiento, de todo derecho y conquistas económico-sociales del presente-futuro que conlleven algún beneficio para la población.

Pueden escoger a su gusto y preferencia cualquier esfera del Estado y la sociedad a la que se haya aplicado la pócima de las llamadas reformas estructurales neoliberales y globalizantes; pueden tomar el Estado en su conjunto y como único, reformado bajo la susodicha pócima general, y el resultado no será otro que el ahondamiento, extensión y profundización de sus males. Como se podrían tomar áreas tan particulares como la de la salud, si no la de la educación; o si no, colóquese en la mesa de la necropsia y procésese con manos de expertos forenses el cuerpo infesto del Poder Judicial, Judicatura y Ministerio Público. Como todas estas esferas son de carácter civil, salgamos de ellas e incursionemos en nuestra investigación en los terrenos reformados de la P.N. o de las FF.AA. En fin, cuestionemos cada uno y los principales males que ese programa neoliberal y privatizador de las reformas estructurales, hechas desde arriba y de espaldas al pueblo y sin importarle el rumbo ni la situación de la sociedad como de la nación, y la respuesta a cualquier cuestionamiento objetivo y serio, que no busque nuevos privilegios ni el ensanchamiento de los que ya existen, y que sólo se atenga a la realidad concreta y más concreta, será una sola y bien clara, los males que se prometiera ponerles coto, lejos de desaparecer, se han acrecentado y se han multiplicado en una reproducción en proporción geométrica de 1 a 2, 2 a 4, 4 a 16, y así sucesivamente.

No obstante, la experiencia habida arroja lecciones de extremo interés y de gran importancia.

Por vía negadora del Estado, se ha impuesto que el Estado es imprescindible y decisivo para el ordenamiento y desarrollo nacional.

No cabe duda que el neoliberalismo y la privatización han recibido un categórico desmentido por la misma vida real.

Como que es tan obvio que hasta los ciegos creen verlo, que en realidad y de verdad el objetivo último del neoliberalismo, que cierra filas y termina en espurio matrimonio con la Iglesia Católica-Vaticano y su parasitismo a ultranza, en relación al Estado, es la anulación de toda soberanía de dicho Estado para encarar y resolver sus propios problemas, como castrarle toda iniciativa soberana de carácter propio y en aras del Estado Nacional.

Pero si metemos el bisturí de la disección en el cadáver de la educación, el cuadro deplorable al que nos enfrentamos no puede tener otra denominación que abominable, traumático, asqueroso y catastrófico.

El destierro sin miramientos de toda intención de que las escuelas sean el crisol donde se forja el aprendizaje obligado de la necesidad de la ciencia y en lugar de ésta la colocación impúdica, en posición cimera, de todo tipo de ensarta de supersticiones y aberraciones atávicas oscurantistas mágico-fantásticas intentadas sistematizar por lo que han dado en llamar religiones, particularmente el cristianismo católico, apostólico y romano.

Ciertamente que el país no pudo cumplir con el programa de la UNESCO y es sobrecogedor como vergonzoso que República Dominicana esté ocupando, dentro de Iberoamérica y el mundo hispano parlante, el último lugar en el área educativa, como el penúltimo lugar dentro de toda América Latina y El Caribe; sólo superamos a Haití y a los haitianos, cuyo Estado Nacional ha eventualmente, o sea, de hecho, colapsado.

Si hay dudas, extendamos nuestra curiosidad y coloquemos nuestros ojos y nuestro discernimiento en el área de la salud; de ésta salimos sencillamente aterrorizados con el índice de mortalidad infantil más alto de toda América Latina, sobre el 35 por mil, otro tanto con la mortandad de las parturientas.

Con la población general en condiciones de insalubridad y desatenciones tales que la tuberculosis, la sífilis, las enfermedades venéreas en general, el SIDA, el dengue, las hepatitis, la anemia en niveles de alzada de tal magnitud que es casi seguro que sube otro nivel más, los nazi-fascistas habrán visto realizar su consigna de: muertos los pobres, se acabó la pobreza.

Y del otro lado, la privatización de la salud y la tragedia que ha significado que el Estado Nacional haya traspasado su responsabilidad en cuanto a la salud de la población al sector privado. Hay expertos en la materia que aseguran que en esta área todavía no se ha llegado a tocar fondo, que cuando a ese punto arribemos, entonces es que conoceremos lo que es bueno y sabroso.

Pero ya habiendo explorado el Estado en general, la educación y ahora la salud, es prudente y obligado destacar que el desastre, por un lado, con dimensiones catastróficas de magnitud inconmensurable para la parte de lo que es la Nación, la población y la sociedad, es inversamente proporcional a los descomunales logros, privilegios, beneficios, riqueza, opulencia, etc., que poseen tanto el sector privado en general, como la que, siendo su parte privilegiada, por lo que es su estamento principal, Iglesia Católica-Vaticano. La preponderancia parasitaria como una hiedra que cubre y doblega, succionando en todo el cuerpo del Estado y en cada una de sus esferas de actividad.

Si todo es palpable con el más elemental esfuerzo, en esas áreas generales y particulares, el resultado, y con el mismo denominador común, que es la opulencia que la Iglesia Católica-Vaticano extrae del Estado y las demás esferas civiles y policiales, como militares, adquiere, por ejemplo, en la Judicatura y todo el Poder Judicial, desde la Suprema y todos los tribunales-jueces y Ministerio Público, como hasta las cárceles, en todas, en todas, ahí están las ventosas, los tentáculos, la ambición y la avaricia de la Iglesia Católica-Vaticano.

Fue y ha sido ésta, con su nefasta hegemonía e influencia castradora y envilecedora, con su opio de la humanidad que trafican, la que ha llevado al punto de desmoralización y conversión en antro del crimen y la opresión a la Judicatura, a la P.N. y a las FF.AA. de la República.

Conocido es de no pocas personas en el país que el Estado Dominicano es forzado y chantajeado como extorsionado por la Iglesia Católica-Vaticano, S.A. para que le financie todas y cada una de sus empresas, para que le incremente los ya de por sí insoportables privilegios, como que el Estado le financie, con los fondos públicos, que el Estado se endeude para satisfacer los programas financieros de la Iglesia Católica-Vaticano con nuevas empresas, como es la de la proyectada Catedral del invento oscurantista ese del jodido Cristo de los Milagros; que el Estado le ha entregado a la Iglesia Católica-Vaticano los hospitales públicos, si no, le ha construido majestuosas instalaciones, como el Homes de Santiago, o el Aeropuerto de Licey al Medio.

Pero de todo, lo más inexplicable, y así mismo, irónicamente, es de ilustrativo y aleccionador, es la infamia antinacional del financiamiento, por parte del Estado, de la Plaza de la Salud y Cedimat, que es negocio privado, aún dentro de la Iglesia Católica-Vaticano (que es a su vez una institución privada, no estatal, como se ha querido meter de contrabando), del maldito hijo de la puta madre que lo parió, el alias Cardenal y sinónimo de parasitismo, Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez.

Las reformas estructurales neoliberales deben ser derrocadas y en su lugar colocadas verdaderas reformas económico-sociales y políticas que beneficien y potencialicen la solución de los problemas de la población.

 

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