Ramón Alburquerque después de cantar como gallo pone un huevo como una gallina

No tiene escrúpulos para pisotear Constitución al evidenciarse como parte complot que formaliza intervención militar en el país.

Después del Senador por Monte Plata y Presidente del Senado pasarse todo el tiempo y en todos los lugares desde el 27 de febrero hablando y perorando en torno a que se respeten la Constitución y las leyes, y que no se cansó de vivir acusando al gobierno de ser un consuetudinario violador de la Ley Sustantiva de la Nación, cosa que es totalmente cierta, resulta que ahora pisotea descaradamente esa misma Constitución en su Art. 3, que dice:

"Art. 3.- La soberanía de la Nación dominicana, como Estado libre e independiente, es inviolable. La República es y será siempre libre e independiente de todo poder extranjero. Por consiguiente, ninguno de los poderes públicos organizados por la presente Constitución podrá realizar o permitir la realización de actos que constituyan una intervención directa o indirecta en los asuntos internos o externos de la República Dominicana o una injerencia que atente contra la personalidad e integridad del Estado y de los atributos que se le reconocen y consagran en esta Constitución. El principio de la no intervención constituye una norma invariable de la política internacional dominicana".

Habló y habló de Constitución y leyes, pero resulta que al fin y al cabo fue sólo pupú lo que habló de defender la Carta Magna.

Y el caso es más grave aún, puesto que no sólo que luce como el coordinador directo de la intervención, con un revelador viaje casi clandestino, a juzgar por los hechos, a Washington a mediados del mes de marzo, sino que degrada al Senado al ir a visitar al comandante de las tropas yanquis en Monte Plata para lamerle las botas y expresar así el apoyo de su Senado, que en dado caso, ahí mismo, deja de ser el de la República.