Cónclave de los judas fue la cumbre ACP

Sus gritos fueron lastimeros aullidos en coro de canes realengos y sumisos ante sus amos de las metrópolis imperiales

Leonel Fernández buscando protección internacional para no ser encarcelado

E l rasgo sobresaliente de la llamada cumbre de Africa, el Caribe y el Pacífico es que ha reunido a presidentes y representantes de países de estas regiones para formar un coro que, sin tono pero desaforadamente, lanzó y difundió gritos lastimeros, aullidos apocalípticos y crujir de dientes y de mandíbulas por parte de los lacayos que, conforme su naturaleza filistea y, por lo tanto, cual tripas vacías, sólo les queda el miedo junto a su fe y su esperanza de que sus amos, que son su dios, se apiaden y tengan compasión para con ellos.

Al parecer, no cabe duda de que Leonel Fernández es dentro de esa fauna bien meritorio, por cuanto, además de anfitrión que gastó de los fondos del Estado dominicano varios cientos de millones de pesos, resultó electo como su Presidente.

Para los que no creemos que esos ruidosos aullidos logren objetivos concretos algunos en término de mejoramiento de las condiciones de vida de la gente ni de desarrollo para el país, y de lo cual están más conscientes que nadie sus mismos protagonistas, nos inclinamos por creer que en realidad el anfitrión anda en busca de protección internacional ante la presunción segura y con sobradas razones de que es bien probable que en el nuevo año que ya comienza tendrá que enfrentar el riesgo de ir a parar a la cárcel, ser enjuiciado por la corrupción impuesta desde la Presidencia del país, por la dilapidación de fondos, por su enriquecimiento ilícito junto a sus familiares y recua de funcionarios gubernamentales bajo su dependencia, así como por haber propiciado y atentado contra la existencia misma de la nación dominicana, donde ha montado la mayor y más descarada ola de violación de derechos humanos, incluidos las torturas y los fusilamientos diarios de ciudadanos, sin que en el país exista ley que ampare la pena de muerte y sin que los tribunales hayan declarado ni condenado a las víctimas de culpables de esas acciones de corte terrorista por parte de los cuerpos represivos gubernamentales.

Con la globalización y el cataclismo neoliberal imperante a escala mundial, se generalizó y se enriqueció a la vez la fauna de los lacayos genuflexos ante los intereses de los monopolios imperio-capitalistas. Los especímenes de esta odiosa y despreciable fauna no provienen ahora de los tradicionales círculos oligárquicos ni de entre sus politiqueros tradicionales baratos y repulsivos, sino de entre aquellas huestes de socialreformistas y socialtraidores que apenas hasta hace poco se decían portadores de panaceas y fórmulas salvadoras para los grandes males sociales en beneficio de los pobres, y que lo lograrían sin tener que aplicar la cirugía radical de que es portadora necesariamente la revolución popular.

Y helos aquí, todos esos socialtraidores, como es el caso de Juan Bosch y su Partido de la Liberación Dominicana (PLD) o Peña Gómez y su PRD, así como sus congéneres de todas las latitudes del mundo que han devenido en agentes formales de los monopolios imperialistas y de sus políticas de exterminio de las masas y destrucción de las naciones.

Han concitado una situación en realidad 100 veces más dolorosa y sangrienta para las masas que la que podrían crear todas las revoluciones populares juntas.

Pero lo más grande de todo es que llevaron a cabo su funesta labor no sin antes sembrar la desorganización, el desaliento y la desmoralización en las masas, labor en la que aún prosiguen, pues en realidad ése y no otro es el papel que los enemigos y explotadores de los pueblos les tienen asignado y el cual cumplen a pie juntillas.

Pero una vez que se hace inminente la ocurrencia de lo peor, sólo aciertan a reunirse y juntarse para, como perros realengos, lanzar al aire sus fatídicos aullidos de cobardía, pidiendo de rodillas, dando con la frente indigna en los duros suelos, rogando y suplicando desesperadamente, en un espectáculo repugnante y vergonzoso, que el amo con sus más de 7 cabezas se apiade de ellos y les prolongue y extienda la limosna por un poco más de tiempo.

Leonel Fernández avaló su grito chillón preconizando que se está a la puerta de la catástrofe si, por ejemplo, las naciones del bloque de la Unión Europea, no amplían por más tiempo, prorrogando así las llamadas preferencias arancelarias que otorga en el marco de Lomé IV y que terminan en febrero del 2000. En clásica actitud pedigüeña propia de un mendigo lacayo, subrayó: "de lo contrario, se produciría una situación catastrófica para el porvenir de nuestras economías" (letrina amarilla "Hoy", 1ra. Página, 26 de noviembre de 1999).

De igual manera aulló como una hambrienta mascota que ante la indolente indiferencia del amo se encuentra amarrada del tronco de un duro y desojado árbol en el fondo del patio a pleno sol del día, respecto a lo que pidió piedad, puntualizando: "el peso de la deuda externa se ha convertido en uno de los principales obstáculos para avanzar"; la eliminación de la deuda externa se nos debe otorgar, expresó.

La prensa internacional reflejó ese rasgo dramático de cómo gritaron y se lamentaron montando un espectáculo del crujir de mandíbulas todos los participantes en el cónclave de marras ante el avance arrollador y despiadado de lo que en sus inicios tanto celebraron y aplaudieron los mismos que ahora dan ostensible y palpablemente muestras de encontrarse indefensos y desmoralizados en espera de que llegue el final y lo peor.

Una vez más queda comprobado que ni el camino del socialreformismo ni el de la socialtraición ni mucho menos el de pactar con el diablo, ha de ser la pauta que los dirigentes les tracen a los pueblos, así como que no es lo mismo llamar al diablo que verlo venir! Apoyaron y llamaron al demonio del neoliberalismo y la globalización, y ahora sus griteríos y golpes en el pecho retumban hasta el cielo.