En nada beneficiaría al pueblo ni al país reforma Constitución en las actuales circunstancias

Las utilidades políticas que reflejan los intereses del antidemocratismo y que se nutren de la politiquería barata, no desmayan ni pierden oportunidad para embestir contra todo aquello que les pueda obstaculizar alzarse con el Poder político para disponer de éste en aras de sus intereses de explotación y corrupción desde el Estado. Y es desde esa óptica espúrea suya que están hablando y acordando para una nueva "reforma constitucional".

- Eliminar la separación imperante de elecciones congresionales y municipales respecto a las presidenciales.

- Eliminar el 50% + 1 como condición de ganador de la Presidencia de la República en la primera vuelta.

- Eliminar, pues, la segunda vuelta.

- Propiciar la vigencia de la boleta de arrastre, uniendo los dos tipos diferentes de elecciones.

- Establecer una cantidad de porcentaje mayoritario mínimo para ser electo Presidente en la primera vuelta, que permita así el triunfo de un candidato y un partido por una mayoría simple.

- Propiciar gobiernos minoritarios en términos escandalosos.

- Descartar el papel de las minorías diversas que, junto con otras fuerzas, aun de segundo orden dentro de los mayoritarios, puedan obligar a una segunda vuelta e incluso decidir el resultado final de las elecciones.

- Finalmente, restablecer la odiosa reelección.

- Y quién sabe si darle el tiro de gracia a la convaleciente nación dominicana estableciendo artículos en la Constitución que le den la nacionalidad dominicana a todos los haitianos por simples requerimientos de los círculos imperialistas de Europa, los EE.UU. y Canadá.

Hablando en término de lo real conforme a las actuales condiciones, su correlación de fuerzas y representaciones congresionales, este tipo de reforma constitucional y hasta de algo peor en términos de la nación dominicana, es lo que puede resultar de la llamada reforma constitucional. La manida y desacreditada concertación de los ideólogos de la reacción y los oportunistas de todos los pelajes no podría operar en otro sentido diferente al punto donde convergen las directivas de los tres partidos del sistema, cual de los tres más ligados y empeñados en actuar como lacayos sumisos y serviles de los monopolios internacionales y del imperialismo mundial con su plataforma unificada neoliberal.

Por nuestra parte, entendemos que en términos constitucionales y atendiendo las condiciones vigentes, la actual, que posee innumerables lagunas, puede resultar menos nociva que cualquier otra que venga de una constituyente con las actuales representaciones congresionales.

Otra cosa resultaría si de por medio se produjera un cambio sustancial en la representación congresional, y, por ahora tal vez en las próximas elecciones congresionales del 2002 pueda resultar algo diferente a lo imperante, y entonces sí cabría hablar de una revisión constitucional. Antes, creemos, es un disparate.

De inmediato, lo de la reelección, lo más conveniente es que siga como está. ¡Nada de reelección!

Lo de las elecciones separadas, que siga de igual manera, pues esta forma imperante por lo menos es democratizante en cuanto a que un mayor número de pelafustanes pasan y se enriquecen con sus infames comportamientos como congresistas y munícipes de este tan miserable país. ¿O acaso no se divulga por ahí desde los 12 años de Balaguer que toda gestión que crée de 300 nuevos millonarios en adelante es políticamente exitosa?

Las llamadas fuerzas y organizaciones revolucionarias, populares y hasta comunistas deben entender que se impone ante ellos un cambio de horizonte, y es que las nuevas perspectivas no pueden ser otras que lanzarse a trabajar en el seno del pueblo en forma independiente y asumiendo un camino propio con sus propios medios de propaganda y separarse de la prensa y medios de la burguesía y sus partidos como el PRD, el PLD y el PRSC.