RAFAEL HIPÓLITO MEJÍA

Trujillista de cuerpo y alma

Para comprobar la catadura de Rafael Hipólito Mejía como todo un trujillista de pies a cabeza, sólo basta leer los chapuceros puntos de vista con que esta "creatura" pretende justificar el puntapié que le ha dado a la Constitución en el asunto del nombramiento, por medio del Senado, de una nueva Cámara de Cuentas, cuando todavía faltaban seis meses para que se cumpliera la fecha en que ese organismo fuera sustituido.

En un desplante primitivo y primario, hubo un espasmo o sombra de pensamiento que surgió de la garganta profunda de una "creatura" del trujillismo y dijo: "Cuando usted tiene la mayoría, usted no tiene que jugar a la demagogia y a la politiquería; usted ejerza la fuerza que tiene en sus manos". Así habló Rafael Hipólito Mejía.

Este mismo personaje fue el que no hacía una semana declaró: "Yo no pretendo aplastar a nadie". Parece que no hay ni siquiera compromiso, ni conciencia mucho menos de lo que se dice.

El bonapartismo es una aberración o degradación política, de esto no cabe la menor duda.