La vulgaridad y la truculencia bases de conducta del actual gobierno

Existe la impresión a todo lo largo y ancho de la nación dominicana de que el presidente del Poder Ejecutivo, Rafael Hipólito Mejía, norma su conducta como jefe de gobierno en base a la chapucería, al simplismo y la vulgaridad.

El comportamiento de Rafael Hipólito Mejía, sus groseras acciones, sus formas desaprensivas y más luego su justificación sistemáticas de las truculencias perpretadas, promueven definitivamente el desasosiego y las imposturas hacia el seno de la sociedad y el pueblo dominicano. Esas imposturas son contrarias al deseado clima de convivencia en paz y a la luz de las buenas costumbres con que siempre han soñado los dominicanos.

Por ejemplo, Rafael Hipólito Mejía usa términos peyorativos que se inscriben dentro de la expresión "impublicables" cada vez que le da la gana para referirse a una acción, a una persona o para negarse a contestar una pregunta de un simple periodista que quiere hacer su trabajo.

"Mira tú, cállate la boca… co…"; "No hables tantas pendejá"… "Ahí vienes tú a joder con eso"… "Esas son vainas"… "Esa azarosa no sé de dónde sacó esa pendejá", etc., etc.

Si no, para justificar su ofensa a la moral pública dice: "Eso es ñoñería protestar por la música a favor de la dictadura de Trujillo".

Cuando oficiales policiales golpean en plena vía pública a tres jueces en La Vega, Rafael Hipólito Mejía lo justifica con la vulgar expresión: "Eso no es nada, a mí también me han dado muchísimas pecozá".

Así permitió también, alegre y desaprensivamente, que la Primera Dama apareciera durante más de dos meses compitiendo con la bohemia y con Fefita la Grande, anunciando en la televisión el ron "Barceló imperial siglo XXI", la bebida ideal para toda la familia en el siglo XXI.

No le importó que Candelier asesinara por medio de grotescas acciones de ejecuciones públicas a cerca de 500 ciudadanos bajo el sucio alegato de "intercambios de disparos", y si estos asesinados son sumados a los más de 700 durante el gobierno pasado de Leonel Fernández y del Pálido sumarían más de 1,200.

Rafael Hipólito Mejía no tiene reparo en que cada vez que en público se ve cerca de jovencitas lanzarse a abrazarlas, o bien celebrando chercha de faranduleros dentro de muchas jevitas, como fue el caso del concierto de Luis Miguel.