La desenfrenada y díscola campaña supersticiosa del satanismo del cardenal Hildebrando Borgia López Rodríguez

 

La desenfrenada como alocada campaña de las altas jerarquías católicas, que encabeza Hildebrando Borgia López Rodríguez en el país, sobre el satanismo, busca crear una cortina de humo y pescar en río revuelto, por aquello que dice el refrán al respecto.

Es que el Cardenal está desesperado y no encuentra qué hacer para satisfacer la curiosidad de los ingenuos y tantos creyentes cuando, perplejos y asombrados, éstos están conociendo por las informaciones radiales, televisadas y escritas, que en la llamada Iglesia Católica, igual que en las protestantes, los curas y pastores son exponentes de las peores lacras morales del hombre, como son la homosexualidad, el parasitismo, la criminalidad, la pedofilia y por sobre todo el encubrimiento de todas estas cosas podridas por parte de quienes, siendo los obispos y cardenales, deberían velar por la buena conducta de sus reclutas, que son los curas.

Pero no está sólo esto, sino que esos obispos y cardenales están llenos de ambición y codicia por las riquezas y cosas mundanas.

Y resulta que los curanderos, brujos y rezadores, constituyen una competencia seria que, con el crecimiento de la pobreza, amenaza –contradictoriamente- con hacer quebrar el negocio de esa institución eclesiástica económico-político-financiera.

Un gran sabio y científico inglés, Aldous Huxley, definió con su acostumbrada inteligencia, no sólo a la Iglesia Católica, sino a sus métodos de chantajes, extorsión y persecución y dijo: "la Inquisición (que es el método característico de la Iglesia Católica) quema y tortura con el objeto de perpetuar un credo, un ritual y una organización eclesiástico-político-financiera considerada necesaria para la salvación del hombre, y esa institución es la Iglesia Católica".

Faltaría por agregar que ante el derrumbe total de una sociedad como la dominicana, si no la italiana o la española, todas modelos de cristianismo, los beneficiarios de aquella sociedad eclesiástica económico-político-financiera tienen que inventarse algo con que pretender justificar su rotundo fracaso, y ese algo es el burdo y vulgar pretexto del satanismo.

La sociedad dominicana ha sido esquilmada y explotada por la Iglesia Católica desde la época de la Colonia, pero por sobre todo, desde que en 1954 se estableció el Concordato entre el dictador Trujillo y la Iglesia Católica, que todavía perdura. Y esos parásitos ensotanados quieren que siga por siempre, para ellos seguir enriqueciéndose.