SIN ENGAÑO Y EN HONOR A LA VERDAD

La P.N. bajo gobierno de Rafael Hipólito Mejía este año lleva más de 1,000 ejecutados y los lisiados hacen legiones

 

El día 10 de diciembre se cumplieron 55 años de que se proclamaran los Derechos Universales del Hombre por la Liga de Naciones, hoy convertida en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que no es más que la herramienta colonial e instrumento de cobertura para la recolonización y la agresión brutal del imperio-capitalismo, particularmente los Estados Unidos de Norteamérica que, efectuando la más monstruosa campaña de violación a los derechos humanos, perpetra impunemente genocidios nunca antes vistos ni conocidos por la humanidad.

George Walker Bush se ha erigido en un Hitler moderno, incalculables veces más criminal que el original; la copia que es George W. Bush, a nombre de la hegemonía norteamericana, comete agresiones con fines de saqueo de la riquezas naturales de los pueblos, so pretexto de cuantas cosas se le ocurren, pero que, en los casos como los de Afganistán e Irak, no dejan lugar a dudas de que el robo y el saqueo del petróleo y el favorecimiento de los consorcios monopolistas estadounidenses es la finalidad de todos los genocidios de este monstruo.

En lo que respecta a nuestro país, la República Dominicana, el pueblo dominicano hoy es víctima de una ofensiva creciente a nombre del neoliberalismo y la globalización contra todos los derechos del hombre: el derecho al trabajo, el derecho a la salud, el de la libertad de tránsito, el derecho a comer y a la alimentación, el derecho a la educación, el derecho a la vida, el derecho a no ser objeto de torturas ni de procedimientos polícíaco-militares de carácter abusivo y atentatorios de la integridad física, el derecho de sólo poder ser juzgado por un tribunal, juez y Ministerio Público montados conforme a la Justicia, la Constitución y las leyes; el derecho a sólo poder ser juzgado por un tribunal legalmente constituido y mediante un juicio oral, público y contradictorio; en fin, todos los derechos sociales y civiles bajo el neoliberalismo y los gobiernos títeres como el de Rafael Hipólito Mejía, hoy, a 55 años de aquella proclamación de los derechos humanos por la Liga de Naciones, son bestialmente conculcados y pisoteados.

Pero dentro del marco de la generalización y predominio absoluto de las embestidas contra todo lo que signifique derechos humanos en la República Dominicana, se destaca la criminal práctica de las ejecuciones sumarias como resultado de que la Policía Nacional ha sido transformada en un escuadrón de la muerte, que condena de antemano a ser fusilados tan pronto caigan en sus manos, prevaliéndose de que a la Policía Nacional se le tiene la función de encargada de preservar el orden público, en tanto es el auxiliar del Poder Judicial.

Desde el año 1996 hasta la fecha, primero con el ascenso de Leonel Fernández-PLD al Poder, las expectativas en torno a la esperanza del inicio de un período de Estado de Derecho fueron aplastadas y atropelladas, dándose reinicio al empleo de los cuerpos parapoliciales. Eso, incluso, fue respaldado directamente por el cardenal Nicolás Hildebrando Borgia López Rodríguez con su tristemente celebre consigna de "mano dura" con los delincuentes de baja monta, como los rateros y otros antisociales, productos de la práctica que emana y define el régimen capitalista imperante en toda la sociedad.

Los llamados organismos de los derechos humanos son, o instrumentos directos de los mismos escuadrones de la muerte policiales, o sus representantes tienen como meta principal ocultar el carácter descomunalmente criminal de la Policía Nacional y de las demás instituciones estatales en contra de la población pobre y trabajadora.

Se dedican a ser lambones de los altos mandos policíaco-militares y altos oficiales de esas instituciones; son alabarderos a ultranza de todas las artimañas y procedimientos de engaño que aplican las autoridades gubernamentales para seguir imponiendo este estado de terrorismo.

Virgilio Almánzar es sumamente dual, y está con dios y con el diablo; Manuel María Mercedes por igual, ya que está comprometido con la fuente ina-gotable del reaccionarismo y la transgresión a los derechos humanos y las libertades democráticas que es el corrup-Partido Reformista Social Cristiano del tirano alimaña, déspota y recalcitrante reaccionario que fuera el lacayo e hipócrita Joaquín Balaguer.

Rojas Nina, que se hace llamar comisionado de los derechos humanos sin que pueda decir ni mencionar siquiera quién lo comisionó. Este canalla, que es parte activa de las fuerzas y sectores más reaccionarios y recalcitrantes, su estilo es ser lambón, apologista y alabardero de los altos mandos policíaco-militares.

Resulta inaceptable que se hable de 230 como el número de los ejecutados por los escuadrones de la muerte policiales, cuando en realidad la cifra en este año sobrepasa el millar.

Un aspecto que se empeñan en ocultar esos farsantes de los derechos humanos es que en los actos más groseros de violación de los derechos humanos, como asesinatos y golpizas tanto a los distintos sectores económico-sociales como a las mujeres y a los niños, siempre, en un porcentaje absolutamente mayoritario, están envueltos elementos de los cuerpos policíaco-militares.

Pero del mismo modo hay un silencio, expresión directa de una complicidad descarada con esta situación de predominio del aplastamiento de los derechos ciudadanos, por ejemplo con el caso de que en las escuelas públicas se violan los derechos de los niños al imponerles tener que aceptar los postulados de la religión cristiana, particularmente de la maldita religión católica con todas sus basuras, que en vez de educar pervierten, corrompen y envilecen al niño. La aprobación de la lectura obligada de la Biblia es un acto cruel, es un integrismo, es un fanatismo con que se estupra el espontáneo deseo de los niños de conocer la verdad de la vida.

La prensa amarilla y comercial, escrita, televisada, radial o por internet está básicamente en manos de los beneficiarios y sustentadores de este estado de permanente violación a los derechos humanos.

Pero la Suprema Corte de Justicia, que preside Jorge Subero Isa, es un organismo que se destaca por ser tal vez el más responsable del atropello de que son objetos los derechos humanos.

Y así como adopta resoluciones para favorecer la impunidad y manipula sus legiones de jueces inmorales y corruptos para que actúen todo el tiempo a favor de los verdugos de los derechos humanos, nunca se le ha visto ni oído salirle al paso a los escuadrones de la muerte policiales, a la violación ni al estupro espiritual de que son objeto los niños en las escuelas por esos buitres fanáticos religiosos, verdaderos sadomasoquistas redomados, infames y envilecidos.

 

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