El neoliberalismo y la globalización arrasan con todas las pocas conquistas económico-sociales y servicios que llegaban a las masas desposeídas

 

El neoliberalismo y su globalización han llevado a las sociedades tercermundistas de Asia, Africa, Oceanía y América Latina (entre ellas la de la República Dominicana) a un callejón sin salida colocando a sus países al borde del colapso total.

La cuestión es que aunque parezca ilusa la única alternativa es desmontar el sistema neoliberal y sustituirlo por otro que establezca un determinado tipo de equilibrio en el curso del proceso obligado del desarrollo, y que no conlleve el genocidio.

Por ejemplo, estando próximo a perimir el plan del Hitler yanqui anterior al Hitler George W. Bush que es el Presidente actual de los Estados Unidos de América, esto es, nos referimos al plan Reagan para la Cuenca del Caribe que ahora para el 2004 perime, se proyecta reemplazarlo por un Tratado de Libre Comercio para Centroamérica que definitivamente le ponga la tapa al pomo.

Con el Tratado del Libre Comercio que ahora se proyecta que los países de Centroamérica y El Caribe suscriban, juntos o por separado, con el primer país imperialista del mundo, cuya base es el predominio absoluto sobre todo ese país de sus consorcios monopolistas internacionales, particularmente sus agencias financieras internacionales, que nadie se presta a engaños las economías de nuestros países y sus sectores económicos digamos que pudientes, quedarán como escombros residuales tras la explosión de un artefacto termonuclear.

El plan de los Tratados de Libre Comercio impuesto a las economías de nuestros países se implementa, no como alternativa de esperanza, ni de progreso ni mucho menos para el desarrollo, sino equivalente al tratamiento de un paciente terminal de SIDA. Si hay una verdad comprobada es que el neoliberalismo, con sus fórmulas esencialmente monetaristas, culmina un proceso histórico en el que queda totalmente comprobado que el capitalismo no es alternativa ni tampoco en medio de su vigencia los pueblos y las sociedades, como la de República Dominicana, tienen esperanza de un cambio en su futuro.

¿Qué se puede esperar del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América donde los delegados por parte de los dominicanos son gente descalificada y desautorizada en toda la extensión de estos términos o palabras?

¿Qué puede el país esperar que no sea el tiro de gracia para los dominicanos de parte de Sonia Guzmán, hija del reaccionario Presidente Antonio Guzmán y funcionaria de Rafael Hipólito Mejía, o de un Orlando Jorge Mera, hijo del funesto rufián ex-Presidente y delincuente comprobado Salvador Jorge Blanco?

 

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