El general Marte Martínez evoca al cocodrilo derramando lágrimas al decir que lamenta crímenes que él ordena cometer

 

Las declaraciones ofrecidas por el actual incumbente de la Jefatura de la Policía Nacional, Jaime Marte Martínez, a través de su Relacionador Público, el coronel Rodríguez Sánchez, pretenden pintarlo, cínica e hipócritamente, como alguien que nada tiene que ver con las monstruosidades que esa institución, convertida en un escuadrón de la muerte, viene cometiendo, particularmente durante su negro período de mando al frente de dicha institución.

Fusilamientos y ejecuciones al por mayor y detalle. Apenas desde el sábado 22 de mayo al martes 25, los medios informativos amarillos, que están plagados de policías a todos los niveles, dieron cuenta de que escuadrones de la muerte policiales habían ejecutado otros 15 ciudadanos.

El número de los lisiados por tiros disparados a mansalva por los miembros de los escuadrones de la muerte policiales y su división "Los Cirujanos" sigue creciendo en forma silenciosa, por la complicidad de los medios antes mencionados.

Las torturas por medio de golpeaduras, choques eléctricos, apaleamientos, insultos, violaciones de todo tipo, son procedimientos rutinarios y constantes, diarios, por horas y minutos, en las ergástulas y distintos departamentos de ese gran monstruo de la muerte y los atropellos que es la Policía Nacional.

Y Marte Martínez, como bien advertíamos del significado del rictus cínico y aberrado que le marca el rostro permanentemente, se atreve a declarar, no sólo que él es el primero en lamentarlo, sino que todo es culpa de la falta de medios y recursos para aplicar otros procedimientos. Cualquier observador que pondere el tétrico significado de estas cínicas y espeluznantes expresiones del general Marte Martínez arriba a la penosa y dolorosa conclusión de que lo dicho por el general Marte Martínez es que él seguirá apoyando y propiciando a sus asesinos y transgresores de la Constitución, las leyes y todo cuanto signifique e implique derechos humanos; y que para eso es que está ocupando el puesto; que para eso le pagan y que por ello es que está donde está.

No cabe la menor duda de que este Marte Martínez no tiene nada que envidiarle a los que, desde las fuerzas armadas norteamericanas, invaden a Irak y han convertido a ese vasto país en un campo de concentración, torturas y muerte, peor, igual o superior que los campos de exterminio masivo de los nazis y Hítler durante la Segunda Guerra Mundial.

 

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