Para próximas elecciones de la UASD

Una cosa clara: Que el cualquerizador Franklin García Fermín no alcance la rectoría

 

Próximamente en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) se habrán de designar nuevas autoridades, y en particular se ha de elegir un nuevo rector.

Aunque todavía no se conocen todos los aspirantes a ese máximo cargo, que es el de rector, por lo menos se conoce del afán y la campaña de un oscuro y siniestro personaje, llamado Franklin García Fermín, como aspirante a ocupar ese elevado y solemne cargo, que ha sido ultrajado y mancillado repetidamente, lo que ha dado como resultado la acentuación negativa y perjudicial del proceso involutivo, contrario a la ele-vación, al avance y a la supe-ración de la calidad académica, y que ya ha sido catalogado a nivel nacional y con inequívoco rango oficial de cualquerización y vulgarización de la UASD.

Es en aras de que no siga desarrollándose impunemente ese deplorable proceso de envilecimiento de la UASD, que es un símbolo vivo del país y las ansias de emancipación del pueblo dominicano, que hemos considerado como un deber de primer orden desplegar una campaña esclarecedora a nivel nacional, que llegue hasta el último rincón del país y que abarque a todos los profesionales y profesores de la UASD, así como a sus estudiantes y empleados, para que no se dejen seducir ni engañar por los afanes del sujeto abogado llamado Franklin García Fermín, que es el responsable directo de que la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas se haya convertido en la cueva que hace de refugio y estado mayor de la banda perteneciente al hampa política que desgobernó este país, nos referimos al gobierno de los pepegatos y los perrodés.

Hoy día las personas decentes y honradas sienten temor de, habiendo alcanzado un grado profesional, identificarse como egresados de la UASD, cosa que anteriormente era lo contrario pues resultaba un honor y un orgullo haber egresado de las aulas de la UASD con un título, ya que el mismo era símbolo de empeño, de estudios, de aprendizaje y eficiencia, pero además de honor cívico-ciudadano pues se suponía que todo egresado de la UASD era un ciudadano preparado y además con un gran apego a los mejores y más elevados valores patrios, como de una acendrada inclinación por las causas justas del pueblo en busca de la libertad, de la democracia y para enfrentar las injusticias de los verdugos del pueblo y del país.

Sin embargo es bien distinto en lo que se ha venido convirtiendo la UASD, tras haber sido sometida a un prolongado proceso de cualquerización que ha sembrado su cuerpo de profesores de elementos sin aval moral en lo personal ni el nivel académico adecuado que hace que no sólo cualquiera sea dizque profesor, sino cualquier analfabeto funcional sólo por su infame capacidad de prestarse a secundar las bajas apetencias o el desnivel de analfabeto funcional del que usurpa por obra de mecanismos de selección corruptos el cargo de profesor.

¿Quién puede creer o pasar desapercibido el chocante expediente que da cuenta de que si no todos casi todos los casos de grandes escándales de corrupción en el pasado gobierno, justamente juzgado como el gobierno del hampa política pepegato perrodé Rafael Hipólito Mejía, Milagros Ortiz Bosch, Franco Badía y compañía, tengan como protagonista a un miembro de los que han copado y desprestigiado la Escuela de Derecho de la UASD, Facultad de la que es Decano precisamente el nombrado Franklin García Fermín?

Víctor Céspedes Martínez, el Procurador del hampa del bajo mundo; Salvador Ramos y Nelson Vargas, el primero Juez Presidente de la Cámara Contenciosa de la Junta Central Electoral cuya venalidad y venta de sentencia por recompensa está patente en lo de las casi 52 tareas ó 32,000 m² de tierra por 300 mil pesos, cuando en realidad tienen un valor de 12 millones de pesos en el frente del aeropuerto de Higüero, y Vargas su secretario; un Mario Hernández, un Henry Blanco, un Julio César Pérez Cuevas, que posee los expedientes de amoralidad personal dentro de la UASD, etc., son de los que sirven para poner de relieve que debe erijirse en un deber cívico nacional y moral el cerrarle el paso a un rufián como Franklin García Fermín, que ni siquiera un lumpen como José Francisco Peña Gómez se atrevió a respaldar, consciente de su mala e incorregible calaña del bajo mundo.

 

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