UNA PRECISA DEFINICION QUE LE CALZA AL SEÑOR LEONEL FERNANDEZ REYNA

Estafador: timador, tramposo, caballero de industria, pillo y ladrón

 

¿Y hasta cuándo pensará Leonel Fernández que va a coger a este pueblo de pendejo usando su protolenguaje y su seudo-lenguaje engañoso de culto o su realidad virtual, para intentar pintar lo negro de blanco y lo blanco de negro? El Diccionario más adecuado aún a los más perversos intereses, que es el Larrousse y su correspondiente traducción al español, define la palabra estafador de la siguiente manera: Persona que usa la estafa. Y lo hace sinónimo de timador, tramposo, caballero de industria, pillo y ladrón; pero dicho lexicógrafo se queda deliberadamente corto, pues no hay que olvidar que es una elaboración del centro universal de la estafa, que es la Iglesia Católica-Vaticano.

Es una pregunta que no podemos dejar de formularnos, la que hacemos al iniciar este trabajo, cuando pudimos ver, al iniciarse la primera semana del mes de abril, dos declaraciones del flamante Presidente de su Poder Ejecutivo, Leonel Antonio Fernández Reyna, dando muestras de nuevo de su doblez, hipocresía y actitud poco coherente y muy desarmonizada con el honor de sentir vergüenza de lo que se hace, tratando de ocultar su real catadura lacayuna, entreguista y depredadora de las riquezas nacionales, las que entrega a la voracidad de los consorcios imperio-capitalistas a cambio de su suculenta comisión o participación en tan sucios negocios leoninos efectuados a costa de la nación y el pueblo dominicanos.

Utilizando como siempre los medios de la prensa amarilla venal, en la opusdeista de Pepín Corripio, “Hoy”, pudimos leer en la primera página de ésta, que corresponde al día 3 de abril, que Leonel Antonio Fernández Reyna, al tiempo que definía a sus adversarios en el próximo proceso electoral, pertenecientes a los otros corrup-partidos del sistema, como proyecto político que apuesta “por la arrabalización, el desorden, el caos, la anarquía y el irrespeto”, hacía gala de su gran capacidad de mentir, estafar y tergiversar la realidad, al estilo del cristianismo, con su cara muy fresca, pasando a decir que los candidatos de su Pálido-Pelegato son personas comprometidas con las reformas, la institucionalidad, la decencia y el progreso, cuando en realidad entre los tres corrup-partidos del sistema, el Perrodé, el Pálido-Pelegato y el de las sabandijas del tirano alimaña, el Partido Reformista Social Cristiano, no hay ninguna diferencia, ya que todos se caracterizan por ser sirvientes abyectos y viles de los países imperio-capitalistas, llámese EE.UU., Canadá o Unión Europea.

Pero efectivamente que Leonel Antonio Fernández Reyna, al presentar al Pálido-Pelegato y a sus candidatos como comprometidos con las reformas y siendo éstas, todas sin excepción, sólo favorables a la profundización y ampliación del saqueo del país y a la más cruel expoliación y esclavización del pueblo dominicano, así como por la destrucción total de la nación dominicana, no hace más que desembuchar en forma incontinente y compulsiva el real significado de su carácter depredador del Estado y del país.

Cuatro años de su primer desgobierno del ‘96 al 2000 y un año y ocho meses de esta segunda desgraciada gestión del Pálido-Pelegato han sido prueba contundente de que las reformas de que habla son aquellas medidas tendentes a dejar sin efecto todos los logros y conquistas democráticas y socio-económicas que el pueblo dominicano había obtenido fruto de sus luchas, y es así que ahora, tras la implementación de las medidas neoliberales y con la globalización que imponen los países imperio-capitalistas, ya la población dominicana no tiene acceso a la precaria atención que se le brindaba en los hospitales públicos, lo mismo con respecto a la educación en las escuelas públicas, se ha ido a pique el sistema de pensiones y seguridad social que ha quedado como un negociazo para el capital financiero internacional, la P.N. sigue matando ciudadanos en las calles bajo el sambenito de los “intercambios de disparos” y el circulante en manos de la gente es prácticamente inexistente, por lo que los ciudadanos dominicanos no encuentran con qué satisfacer sus más perentorias necesidades. Y a este cuadro desastroso para la población dominicana trabajadora, Leonel Antonio Fernández Reyna llama compromiso con la institucionalidad, la decencia y el progreso.

Pero no conforme con eso, al otro día, en las páginas de la misma letrina amarilla opusdeista “Hoy”, se pronuncia Leonel Fernández diciendo que “todos estamos comprometidos con una República Dominicana que sea más democrática, más plural, más abierta, más tolerante, y eso se logra cuando se tiene una opinión respetada y la opinión pública se respeta en la medida que hayan hacedores de opinión pública y de la profesionalización”.

Estas palabras de Leonel Antonio Fernández Reyna se produjeron durante la reinauguración de la llamada Casa del Periodista, que el gobierno remodelara por casi 42 millones de pesos.

Pero señores, quienes se agrupan en el llamado Colegio Dominicano de Periodistas son esos miserables mercenarios de la pluma que se ofertan y se venden como una mercancía cualquiera al capitalista que quiera comprarlos, como se demuestra todos los días en su defensa de los intereses más espurios; colegiación de los periodistas de la cual el mismo mandatario dijo “sentirse satisfecho” de haber contribuido a ella propiciando la aprobación de la Ley 148 sobre la Colegiación, sin reparar en que es tan desconocedora de la libertad de prensa y de la libre difusión y expresión del pensamiento, que la Suprema Corte de Justicia se vio precisada a declararla inconstitucional por ser nula de pleno derecho y sólo concebible por mentalidades corporativas fascistoides, como es todo lo proveniente de la Iglesia Católica-Vaticano y el Opus Dei, por lo que nada extraño resulta el fanatismo de la pandilla rastrera de “Uno + Uno” del canalla Juan Bolívar Díaz Santana.

Leonel Fernández debe entender que no estamos en los tiempos de Hitler y Goebbles y que una mentira repetida mil veces no se convierte en verdad. Que el pueblo dominicano cada día está más conciente de su real catadura reaccionaria, de sirviente abyecto de los países explotadores y opresores de nuestro país y depredadores de nuestras riquezas nacionales, por lo tanto, anti-nacional y anti-popular, pero por sobre todo, que es huérfano de convicciones de principios, y que su único afán es emplear el Estado como medio espurio de su podrida ambición y búsqueda de enriquecimiento personal.

 

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