QUE SE ANULE EL CONCORDATO

Un primer requisito para modernización y democratización del Estado y toda la vida institucional y nacional

La Iglesia Católica beneficiaria parásito del Estado y pueblo dominicanos por vía del Concordato, el vicariato castrense, el Patronato "Nacional" San Rafael y sus empresas de los santos y santas patrones

¿Por qué el Cardenal no encabeza la esperada cruzada de que sean los feligreses católicos y abanderados suyos los que mantengan y sostengan su "sagrada" Iglesia?

08-03-1997 - ¡Despertar! Edición No. 990

 

Antes de partir en su último viaje a la ciudad­-Estado del Vaticano, el cardenal López Rodríguez quiso dárselas de más listo de la cuenta y a tal efecto formuló unas declaraciones respecto al Con­cordato y su carácter, fingien­do ingenuidad o pensando que los dominicanos somos aún aquellos indígenas que tan bien evangelizara su igle­sia hasta el punto de extinguirlos como raza en la isla, tal vez movido por el sagrado y divino convencimiento en que se sustenta la Iglesia Ca­tólica, apostólica y Romana, de que siendo esta vida no más que una estadía de prue­ba para "ver" si podemos ca­lificar para tener acceso al "paraíso", lo mejor era acele­rar la ida de este infernal mun­do a aquellos infelices que, de la noche a la mañana, vieron trocar su vida libérrima en las más opresivas cadenas de es­clavitud, por obra y gracia de la voluntad divina y de sus representantes encarnados en los Reyes Católicos de España.

Pero todo eso es ya histo­ria. Vayamos pues a las decla­raciones del príncipe cardenal López Rodríguez; antes de partir dijo que "El Concordato es apenas un acuerdo de ca­rácter educativo y respecto al matrimonio por lo que no puede decirse que la Iglesia Católica reciba ningún bene­ficio "extra" por vía del mis­mo.

Agregando que "pero no le corresponde a la Iglesia Católica pedir su anulación dado que es un acuerdo entre el Estado Vaticano y el Estado Dominicano, por lo que sería éste el único llamado a pedir su anulación".

En pocas palabras, sería muy difícil producir tantas mentiras y tergiversaciones de golpe y porrazo, como lo lo­grara, forzoso es reconocerlo,
el cardenal López Rodríguez.
Sin embargo, sería suma­mente interesante desmentir­lo, corriendo el riesgo de ofen­derlo, igual que al alto lum­pen social oligárquico, que es su base social. La ofensa ven­dría, a pesar de que se em­pleara el lenguaje más mode­rado y sopesado como ecuá­nime, puesto que lo que le ofende es la verdad dicha para que todo el mundo la conoz­ca y la sienta en forma viva.

1ro.- Es falso que el Con­cordato sea un acuerdo pura­mente educativo y relativo al matrimonio.

2do.- El Concordato, se­gún está firmado y elaborado en nuestro caso concreto, es un acta colonial que hace per­der ipso facto la soberanía nacional a la República Domi­nicana, traspasándosela al Estado Internacional del Vati­cano (¿no es esto un Estado imperial como el Romano?).

3ro.- La Iglesia Católica se convierte, por su vía, en un gran parásito que le carcome y le chupa toda la sangre, vida y fuerza al país-Estado dominicano.

4to.- Aparte de los apor­tes sistemáticos en el área educativa, está el manteni­miento por parte del Estado, con los fondos públicos, de todas y cada una de las igle­sias, sacerdotes, cuerpo-com­plementario, mantenimiento de los seminarios, conventos, además de todas las escuelas, institutos y universidades que la Iglesia Católica pueda, y en efecto crea, como empresas suyas de carácter comercial.

5to.- El Cardenal quiere, haciéndose el tontaina, pre­tender fingir ignorancia res­pecto al conjunto de leyes complementarias, así como a los otros acuerdos comple­mentarios del Concordato hasta convertir a éste en la más infernal maquinaria co­lonialista de manejo y someti­miento total conforme la es­tructura y dinámica interna misma del Estado dominica­no.

6to.- Como ejemplo de esas leyes y de esos acuerdos, citemos la ley No. 3935, que libera de impuestos o contri­bución los bienes inmuebles propiedad de la Iglesia Católi­ca, Apostólica y Romana y a los eclesiásticos de la Iglesia Católica a quienes les conce­de, además, franquicia postal y telegráfica. Otro tanto con­templa esta misma ley respec­to a los impuestos a pagarse por los bienes que adquiera la Iglesia Católica por vía de las donaciones; dichos impues­tos quedan exonerados.

7mo.- El Vicariato Castren­se, mediante el cual la Iglesia Católica, a través de los jesui­tas, adquiere el más absoluto y efectivo control por medio de toda una estructura de Comités y Células (tal y como se organiza un partido políti­co) dentro de las FF.AA., cu­yos miembros van desde te­nientes hasta mayor general, recibiendo cada uno y todos el sueldo correspondiente a estos rangos; por ejemplo, el cardenal ganaría sólo como Mayor General la friolera de unos 25 mil al mes, sin contar los otros especialismos. Hay que hacer constar que hay ci­nismo en las declaraciones del Cardenal por cuanto dice que sea el Estado dominicano el que solicite la anulación del Concordato. Aquí hay que subrayar que el Cardenal quie­re simular que ignora que del Estado dominicano la espina dorsal son las FF.AA, y el apa­rato burocrático que contro­la, por "casualidad", la Iglesia Católica.

8vo.- Fue en pleno ejerci­cio de esa estructura parami­litar-confesional que la Iglesia Católica comprometió delibe­radamente a las FF.AA. domi­nicanas en la matanza de Pal­ma Sola, para sellar con san­gre, el pase del control abso­luto de manos del dictador Trujillo a las de la Iglesia Cató­lica de las FF.AA. (aire, mar y tierra, más la P.N). Apenas 4 años después de firmado el Vicariato Castrense y el Patro­nato San Rafael, que a conti­nuación esbozamos:

9no.- Mediante este Pa­tronato Nacional San Rafael, también del 1958, el Estado dominicano le otorga la tute­la y control total a la Iglesia Católica de las zonas fronteri­zas dominicanas (según Ley No. 4859 de fecha 21 de fe­brero de 1958).

10mo.- La Iglesia Católica asume, mediante el Concor­dato, el control total y deter­minante de la Secretaría de Educación, en gran parte de Ia de Salud, Agricultura y de Obras Públicas, amén de la Lotería Nacional, que hereda­rían del Padre Billini. Es por esta misma vía que queda la Iglesia Católica facultada para la información, tutelaje y ma­nejo de sus empresas leoni­nas llamadas patronatos, con los que recaban miles y miles de millones de pesos, a costa del Estado y los fondos públi­cos de los dominicanos.

La realidad y la verdad es que la Iglesia Católica, por ser divina, debería ser costeada, mantenida y sustentada, lo que de seguro contaría con la bendición de dios y Cristo, por los bolsillos de los que sean católicos por creencias individuales y de fe, es decir, por sus feligreses, ya que así éstos recibirían todos los be­neficios de su dios y de sus santos. Para esa iglesia, igual que para cualquier otra, de­bería ser indigno e inacepta­ble que le entregaran un solo centavo de manos de un blas­femo, de un endemoniado, de un pagano o de un ateo.

De igual manera, hay que hacer constar, Nota Bene (nota importante), que mediante el Concordato se le instituyen y oficializan a la Iglesia Católica todas y cada una de sus in­quebrables empresas comer­ciales de beneficios leoninos y libres de los efectos devasta­dores de la inflación y la deva­luación, de los santos y santas patrones como La Altagracia, La Mercedes, el Cristo de Ba­yaguana, del Santo Cerro, y así sucesiva e infinitamente.

 

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