LA MOSTRENCA IMPUTACION DE FEDERICO HENRIQUEZ GRATEREAUX DE QUE PUTIN ES CAPAZ DE ROBARLE LAS MULETAS A UN MENDIGO ES LA EVIDENCIA DE QUE SE DELEITA LAMIENDOLE LOS TRASEROS A LOS IMPERIALISTAS NORTEAMERICANOS EUROPEOS DE LA OTAN Y DEL PENTÁGONO

No es ni intelectual ni filósofo sino un canalla cuyo medio hermano color sepia es su estigma en su pretensión de apolínea encarnación de la raza blanca pura

20-06-2014

 

Para evaluar la falta de calidad moral y social, como la olímpica orfandad de principios éticos, del rufián y cretino, como imbécil y miserable mercenario vil, del tal Federico Henríquez Gratereaux, que, siendo un vulgar marketing de seguros que, en su práctica de estafador y farfullero, presuntuosamente se hace pasar como escritor, intelectual y filósofo; sin que en ninguna de estas áreas, de una evaluación del 1 al 10 logre sobrepasar del 3, y esto a duras penas y dispensándole todos los privilegios onerosos, con los cuales ha logrado desplegar su real existencia de pedigüeño, con ínfulas de narciso, pidiendo dispensas de puerta en puerta del conglomerado económico-social parasitario de la sociedad dominicana, y entre los que, por sarcasmo, sátira quemante e ironía glacial, se les ha llamado empresarios, cuyas creatividades e iniciativas no tienen ni siquiera el nivel de sacar una gata a orinar. Pero, para evaluar ese índice de nivel de intelectualidad, con que Federico Henríquez Gratereaux disfraza su estulticia congénita e innata, por lo que, en dicho elevado terreno, como hemos dicho, no va más allá de ser un olímpico cretino; sólo es suficiente juzgar sus infelices posturas, e insignificantes puntos de vista, respecto a la verdad objetiva como al pensamiento verdadero, o sea, real, que indudablemente Federico Henríquez Gratereaux no tiene, ni siquiera, el más elemental aval filosófico, aún y cuando, este campo es uno en los que se cimbrea, con su saco pestilente de estafas y presunciones, para lograr diferenciar una verdad objetiva de un prejuicio solipsista, fruto único y exclusivo de las aberraciones de un cerebro en disfunción, por obra de la enajenación y alienación irracionalista extrema, o alucínate y delirante, de los casos patéticos del idealismo subjetivista escolástico y metafísico.

Así, resulta que, según el concepto científico de verdad, que consiste en el reflejo exacto en el cerebro humano, por medio de la práctica y a la luz del proceso de abstracción y conceptualización, de las íntimas relaciones internas que se dan en la realidad objetiva, que es todo lo real que existe, independientemente del deseo, de la voluntad y el cerebro del ser humano, Federico Henríquez Gratereaux es un craso ignorante, supino y estólido, de todo cuanto sea filosofía, y no especulación, hija de alucinaciones y delirios subjetivos patológicos. Pero, lo que es la verdad, tiene una muy particular y concreta significación filosófica, en cuanto a cómo definir si un pensamiento, idea o concepto es verdad o mentira. Es indudable que, en estas perspectivas del problema, que se ubican de manera común y corriente como parte de la cuestión de la filosofía, nuestro narcisista y hedonista, con su homozoide como estigma vergonzoso a cuestas, tal cual resulta Federico Henríquez Gratereaux, posee, igual que en la otra categoría del asunto de la verdad y la falsedad o la mentira, parámetros completamente absurdos; que sólo se nutren y sustentan en la más espectacular ignorancia de toda índole, revestida de la arrogancia, de la presuntuosidad y del que está conciente de que sus puntos de vista no resisten una confrontación viva, e ideológica o teórica, con ningún otro punto de vista filosófico o intelectual, que tenga por lo menos un dedo de sus pies afincado en la realidad objetiva.

Y es que, en forma escandalosa, a ese narcisista, del que aún oímos los relatos de sus ridiculeces y lloriqueos, eufemísticamente escenificados, a nombre de los sufrimientos que su padre, Herminio, le ocasionaba a su madre, que ya hasta había perdido el uso de la razón, por andar detrás de una mulata de origen haitiano, de nombre Ada, madre del medio hermano de Federico, de nombre Francisco Henríquez Despradel, que es un canto de mulato, color corazón de guayacán centenario, o sea, como ese pelotero cocolo Ricardo Carty.

Tremenda frustración, y mayor dilema, para el narcisista acomplejado, cuyo único hermano cuestiona su hermosura de Adonis o su figura apolínea, según el parámetro o standard del estereotipo de blanco, que es una de sus cartas o patente de corso para su usufructo de sus privilegios onerosos, vía su regodeo y pavoneo en los peores círculos de la opresión y la explotación, con connotaciones directas de infamias e ignominias. Su padre Herminio, de ascendencia judía sefardita, se cruza, atraído por el trasero esteatopígico de la negra de origen haitiano, y no nace ni siquiera un jabao, sino un espécimen de color y rasgos sepia.

El estereotipo racial, para definir y calificar a los seres humanos, ahí encuentra un ejemplo epísteme para ser desmentido. Y tal es el prejuicio que los nazis acuñaron respecto a los semitas, queriendo hacerlo exclusivo, en su alcance, de los israelitas o judíos, y excluyendo a los árabes, que son tan semitas como los israelíes.

En su antojadiza subjetividad, nada nos ha de extrañar, como suponemos que ocurre con todo el que conoce de la baja estofa de Federico Henríquez Gratereaux, que éste tilde, sin ningún asidero en la realidad, que es el escenario y la fuente, como el criterio de la verdad, a Vladimir Putin, de prototipo o arquetipo del ladrón que le roba las muletas a un inválido, por el mero placer aberrado de robárselas; dándole de paso la condición de infelices, dignos de la conmiseración humana y de la más desprendida solidaridad, a los nazi-fascistas de Ucrania, atrincherados en Kiev.

Claro que Federico Henríquez Gratereaux es un canalla y cretino ignorante; y nada es tan audaz como la ignorancia. No obstante, el caso es, que Federico Henríquez Gratereaux no incurre en esa trastrocación deliberada de los factores que concurren y crean la crisis en Ucrania, como lo hace, a la vez, en el caso de Israel y los palestinos; respecto a lo que se auto-complace, con la trivialidad, tan falsa como perversa, del pervertido Federico Henríquez Gratereaux, de que están peleando desde el 1948; lo mismo que en el caso de Siria, Turquía, Pakistán, Afganistán, Egipto, como del cerco y bloqueo norteamericano contra Corea del Norte, las amenazas y conspiraciones criminales terroristas de los Estados Unidos contra Irán, Venezuela, Bolivia, Argentina, Brasil, contra todos los países y pueblos del mundo, de todo lo cual excluye al principal causante, que son los amos y señores de los que Federico Henríquez Gratereaux se deleita lamiéndoles sus asquerosos traseros, como las partes que les cuelgan, esto es, los imperio-capitalistas norteamericanos, europeos, de la OTAN y del Pentágono.

Este caso, de conjunto, lo mencionamos a título ilustrativo, de que es un hecho cierto e innegable de que, para Federico Henríquez Gratereaux, no existe ni la más remota idea ni criterios filosóficos o intelectuales, de lo que es la verdad, y que las palabras son para decir y difundir la verdad de las cosas, no para ocultarlas. Y es por lo que Federico Henríquez Gratereaux ni es intelectual, ni es filósofo ni es escritor, sino simple y llanamente un canalla, que es tan desalmado, tan inescrupuloso, como tan mercenario vil, que no es capaz de entender, que es una verdad innegable, que el sol no se puede tapar con un dedo.

¿Acaso es Vladimir Putin el que financia el terrorismo de Turquía contra Siria; o es el maldito aberrado negro prostituido degenerado, hijo de agentes y criminales de la CIA, criado y amaestrado por un maricón, de abuelos homosexuales y lesbianas, como es esa hiena que llaman Barack Obama; el que aún mantiene el bloqueo contra el pueblo y la nación cubanos, aún y cuando van decenas de votaciones, en la misma Asamblea General de la ONU, que reclaman el fin de esa monstruosa arbitrariedad, prototipo de la peor injusticia; mientras sólo Estados Unidos, Barack Obama, y los criminales de lesa humanidad sionistas israelitas, junto al Canadá, votan en contra del cese del bloqueo a cuba y al pueblo cubano? ¿Es que la aberración del homosexual, que Federico Henríquez Gratereaux encubría con el eufemismo de los gritos por los sufrimientos provocados por Herminio Henríquez a su señora madre; cuando en realidad era porque Francisco Henríquez Despradel era la evidencia de la falsedad de su creencia, prejuiciada, de ser un modelo de la raza blanca, además de su cobardía en reconocer su condición de narcisista y homosexual nato?

Pero aún dentro de todas las infamias generadas, y exclusivamente responsabilidad del imperialismo norteamericano, de la Unión Europea, de la OTAN y de la infame Iglesia Católica-Vaticano y el cristianismo, hay un caso que de por sí deja demostrado, que Federico Henríquez Gratereaux no tiene la calidad de humanista, ni siquiera como trasnochado, tampoco de escritor, ni mucho menos de intelectual, y ni qué decir que no tiene ni un ápice de filósofo; por cuanto todas estas condiciones, presuponen la universalidad de sus actividades; y ese baboso y depravado no entiende ni siquiera la palabra universal; de ahí que está descalificado totalmente, y apenas es un repugnante cretino.

¿Cómo es posible que Federico Henríquez Gratereaux ignore, o finge, con su hipocresía de narcisista y hedonista homosexual que se esconde, que lo del centro de torturas de Guantánamo, por parte de los Estados Unidos, y con la complicidad de la Unión Europea, de la OTAN y de la Iglesia Católica-Vaticano y de las sectas protestantes, es un acto de oprobio e ignominia universales?

 

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