CRIA CUERVOS HAITIANOS Y TE PICAN CON MACHETES

17-09-2014

 

La familia Hernández, de Gurabo, Municipio de Santiago, es reconocida por su afabilidad amistosa; son gente honrada, trabajadora y hospitalaria, pecando muchas veces del mal de la ingenuidad. Y así fue, que una anciana de los Hernández le dio cobijo y alimentación, por limpieza del patio y hacerle mandados, a un malagradecido haitiano  –como lo son todos–, quien se hace llamar Fernando; permitiéndole incluso que levantara una habitación en uno de los terrenos de la familia; para que, a cambio del albergue gratuito, evitara que los frutos sembrados en el terreno fueran depredados.

¡Ah Carajo! Desde que el haitiano se sintió a sus anchas, y haciendo galas de la arrogancia que los caracteriza, inflada por el apoyo del anti-dominicano desgobierno de los apátridas pelegatos-boschistas, del Dañino Medina; sin disimulo de ningún tipo, se dedicó a robar, por sacos, los frutos, no sólo de la propiedad que ocupaba, sino de los vecinos de la comunidad gurabera, ocasionando que los afectados exigieran que le sacaran del lugar a ¡ese haitiano del diablo!

Pero resulta, que cuando la señora María Hernández, propietaria del terreno en que se le dio cobijo al haitiano,  permitiéndole que construyera una habitación, le comunicó que tenía que abandonar el solar, ante la indignación que había producido con sus actos delictivos entre los vecinos del lugar, llegando al colmo de irle encima con un filoso machete a un anciano porque le llamó la atención, al sorprenderlo robando; y que, si no hubiera sido por la valiente intervención de la señora Lourdes Hernández, prima hermana del anciano, este ciudadano, el señor Víctor Manuel Hernández, hoy estuviera muerto; la respuesta del haitiano fue, que si le desmantelaba la habitación que tenía en el terreno de la señora Hernández, "la sometería a la justicia"; diciendo que lo haría con el apoyo de este desgobierno, del Dañino Medina, que defiende los derechos humanos de los haitianos; y que esta isla es una sola, y es tierra de ellos, los haitianos.

Incluso, todas estas personas, agredidas por el haitiano que se hace llamar Fernando, acostumbraban a darle alimentos y dinero a este vividor; que, como se ve, gusta de aprovecharse de los pendejos dominicanos; mientras los haitianos buscan apoderarse del territorio de nuestro país; con el fin alevoso de, más adelante, darnos el golpe de gracia.

La moraleja clara está: No se puede seguir criando cuervos haitianos; porque, más tarde que temprano, le sacan los ojos al pendejo que se atreve a albergarlos.

Solo falta que los guapos guraberos reivindiquen su condición; y que un grupo de buenos dominicanos, con palos, piedras y machetes, le den su merecido a ese fatal haitiano.

Los haitianos son insoportables. ¡Ellos allá y nosotros aquí!

 

Volver a la Página Principal