SOMOS ROJOS, NO VERDES

¡Cuidado con esos que recogen tu firma en un papel en blanco!

Se pintan de verde y dicen ser mansas ovejitas, pero nosotros sabemos que son lobos, tiburones y buitres disfrazados de mansas ovejas

23-02-2017

 

La población, que crece en su toma de conciencia, en la necesaria y obligada lucha contra el Pálido Pelegato Boschista y sus gobiernos vende-pueblo y vende-patria, neoliberales, capitalistas teocratizados, con carácter de oligarquía, por cuanto es un régimen de favorecimiento absoluto de una privilegiada minoría-élite, se está encontrando con unos vivos que se proclaman “verdes”, y que abjuran de todo espíritu y carácter político; esto es, que dicen que están opuestos a la corrupción y a la impunidad, pero que su oposición no es de naturaleza política; llegando al extremo insólito de perversidad, de atribuirle a la política y a todos los políticos el desastre imperante; y se excluyen ellos mismos que, en tiempos no muy lejanos, y mirando hacia atrás, los vimos alborotando a favor del pálido pelegato boschista, del mismo Gánster desalmado de Murmullo, el Dañino Medina, del capo di tutti cappi, Leonel Antonio Reyna, el institucionalizador en el Estado Dominicano de la doctrina de la corrupción y la impunidad; como aclamando a lo más vulgar, descarado, desvergonzado, prostituido, grosero, asqueroso, rastrero, y exponente acabado del peor amasijo de podredumbre jamás creado, del hijo de la gran puta, genocida internacional y criminal de lesa humanidad Rafael Hipólito Mejía, como del bastardo Tataglia Miguel Vargas Maldonado y sus jaurías de perros realengos de viejo cuño; así como aplaudiendo a los Vincho y a sus pichones de hienas de dos patas y carroñas; son los mismos que siempre han estado del lado de lo peor y favoreciendo todas las trampas y patrañas del imperialismo yanqui y de la Unión Europea, del régimen oligarquía y de la corrupta burguesía, incompetente y amante de los privilegios, como de los carteles del opio de la humanidad, de la Iglesia Católica-Vaticano cristiana y romana, como de las malditas y reaccionarias entidades evangélicas y protestantes en general.

Lo que somos nosotros, no nos vestimos de verde, ni nos gusta otro color que no sea el rojo, como la sangre, el rojo comunista y revolucionario; el rojo que se estremece y flamea al compás de los versos de La Internacional de: arriba los pobres del mundo; no más salvadores supremos ni héroes ni burgués ni dios; porque nosotros mismos lograremos nuestra propia redención; arriba los pobres del mundo, abajo toda explotación, no más salvadores supremos ni héroes ni burgués ni dios, confiemos en el pueblo y marchemos en lucha al lado de éste contra sus verdugos, el cura, el burgués y el alto oficial del Ejército y la Policía Nacional, o el funcionario del gobierno, como de la Iglesia Católica-Vaticano o de la Embajada yanqui.

Se pintan de verde y dicen ser mansas ovejitas, pero nosotros, que demasiado bien conocemos y sabemos quiénes son, sabemos que son lobos, tiburones y buitres disfrazados de mansas ovejas.

¡Cuidado con esos que recogen tu firma en un papel en blanco!

¡Que se cuide el pueblo de los disfrazados de mansas ovejas que de los lobos furiosos lo hago yo!

¿Por qué callan sus preferencias ideológicas y políticas partidarias?, ¿a qué le temen? ¿por qué se encubren?

 

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