SIBILINA LESBIANA CARMEN IMBERT RECURRE A GALIMATIAS INSIDIOSAS PARA EVADIR IRRESPONSABLEMENTE LLAMAR LAS COSAS Y PERSONAJES POR SUS NOMBRES

Aunque reconoce que la banda de Los Palmeros, actuaba como grupo anarco-terrorista y aventurero, falsamente amparado en un falso libreto o plan revolucionario o libertario

19-02-2018

 

La sacerdotisa del lesbianismo y la insidia que es la Carmen Imbert Brugal, cuya mente y lengua sibilina, revestida con su máscara de abulia retorcida y aberrada, por vocación congénita, suscrita a la cínica escuela del indiferentismo, tiene en la perfidia de la prédica de sus aberraciones, de sus insidias, que hacen de esencia y contenido, expresión concentrada de su caquética figura de amargamiento y vileza infinitos, que devienen en método y su estilo, a la manera de una ponzoña venenosa de un alacrán.

No aborda nada de manera directa, clara ni transparente; y es que en verdad está castrada para hacerlo, puesto que la intriga es su elemento; no el esclarecimiento ni lo diáfano ni lo lúcido, sino el embrollo; como oráculo de profetisa no creíble y desacreditada; pero no por rechazar la alucinación, sino por renegar de la facultad que la naturaleza da de sí y transfiere a la mujer, que es la capacidad de procreación y reproducción en su seno del proceso completo de la evolución de la vida, y se adhiere a la infertilidad, en ofrenda a las ninfas siniestras  de las mezquindades y de las miserias humanas, que le cunden en cuerpo y alma; adicta a escupir para arriba, en tanto, goza que sus escupitajos de tuberculosa se estrellen, impactando, en la máscara que le cubre el rostro; pues, ¿acaso Carmen Imbert Brugal no es hija del vesánico sociópata verdugo y cancerbero asesino Segundo Imbert Barreras?, que está registrado en los anales de la historia general del crimen, en su capítulo especial de ésta, como uno de los pilares y columnas del aparato militar de coerción del dictador Trujillo; y éste, reconociendo que Segundo Imbert Barreras era una hiena rabiosa cebada en el crimen, con acechanza, alevosía y sevicia, sintió temor, y recurrió a sacarlo de circulación encerrándolo en sus ergástulas y lanzando las llaves de la puerta a las profundidades insondables del mar. ¿Acaso no fue la reproducción infernal de aquella maquinaria desalmada, de muerte, abusos, atropellos y crímenes de lesa humanidad del mismo Ejército de Trujillo, del que el oficial Segundo Imbert Barreras fue encarnación en figura y acción?; remozadas por el tirano alimaña Joaquín Balaguer, junto al antro de ignominia sin igual que es la Iglesia Católica-Vaticano y sus legiones de genocidas jesuitas opudeístas; quienes, al unísono con el fascismo asesino y cebado en crímenes y más crímenes de lesa humanidad, cuyas divisiones y legiones terminaron ajustándole cuenta a Los Palmeros, a quienes habían utilizado y empleado a su capricho y conveniencia para desviar y entorpecer el proceso de organización, educación y lucha política, como reivindicativa; todo sujeto al esquema conocido del imperialismo y la oligarquía, cuyo Estado Mayor es la parasitaria Iglesia Católica-Vaticano y los jesuitas de: el fin justifica los medios; exprimirlos como un limón y luego echar el gollejo al zafacón.

Lo más fácil e irresponsable es el recurso a que apela, como una hembra estéril e infértil por aberración congénita e innata, Carmen Imbert Brugal, como materia prima sin igual para la exacerbación de su vileza y sus venenosas miserias humanas, de oráculo sibilino, de Casandra de bajo vientre estéril, de Medusa, Euríale y Esteno, contenida en una sola y única Gorgona, que se cuida sobre todo de no ver su propio rostro en ningún espejo, por estar consciente de que le puede resultar mortal, por petrificación o salación; por lo que no es de extrañar su desaliño, como tampoco su infinita maldad y retorcimiento no cuantificable.

Si tuviese esta sabandija abominable tan sólo un ápice de la verticalidad del bipedismo humano, por lo menos designara con nombres, apellidos, siglas y banderas de los que, a su torvo y retorcido como fétido entender, se esperan las respuestas.

Pero estas respuestas están críticamente dadas y réquete reafirmadas, como ya estamos hartos de elucidar y exponer, sin que de parte de las moscas, necias y golosas, de los gusanos de los pantanos, como Sagrada Bujosa y su amante Carmen Imbert, haya ninguna responsable respuesta y confesión de reconocimiento autocrítico del crimen originario suyo, al pretender e intentar detener las ruedas de la historia; simulando que querían hacer que éstas rodaran a una velocidad mayor; como hacer caso omiso de las leyes del devenir histórico y de las leyes, métodos y reglas de la dinámica y ritmo de la revolución social y política, como nacional; que se pautan y compendian en el materialismo histórico y la dialéctica de la doctrina del socialismo científico o comunismo; ante el que, la animadversión de sus anarco-terroristas y bandoleros, supuestos héroes, que podían suplantar a las masas populares, y se erigían en sus salvadores supremos, adquirió dimensiones tan colosales como inconmensurables.

La razón de esa sinrazón, enredadas ambas en las galimatías, tejidas en la vacuidad inasible de las liturgias y ritos de la profetisa de las insidias sibilinas, en aras de su neurosis, que la arroja siempre con ímpetus irrefrenables, en brazos de las más bajas como burdas intrigas calumniosas, que son el agua fuerte de la retorcida Carmen Imbert Brugal, no importa que, como oráculo, ni siquiera tenga la categoría devaluada de Casandra: lo que importa es hacerlo, por aquello de: intriga, calumnia, intriga y calumnia siempre, que algo queda.

Basta colocar en un papel en blanco esa retahíla de elucubraciones perniciosas, hechas por un cerebro no sólo patológicamente enfermo, sino retorcidamente aberrado, por esas miserias humanas, como la homosexualidad y el lesbianismo, que son, inevitablemente, el criadero de la pedofilia. Veamos:

“Están pendientes las respuestas”, dice la aberrada e intrigante, agente del oscurantismo religioso jesuita y de los peores antros del reaccionarismo que traspasan las puertas de la CIA y de la USAID, como de los cuerpos de espionaje internos de la nación.

“De la indiferencia a la mofa”, es otra de sus eyecciones sibilinas e irresponsables, cobardes y ruines.

“Una indolencia culposa retrasa y desdora la hazaña”. Combinación de la irresponsabilidad cobarde y sibilina, como intrigante e insidiosa, en lo que es reiterativa y repetitiva la sabandija espuria de Carmen Imbert Brugal.

Frases huecas y vanas, a menos que no sean tóxicas descargas de intrigas y perversidades redomadas, en lugar de ideas responsables, de significación y contenido concreto, como las de: “Camaradas con vocería a la medida. Autoengaño complaciente y consentido. Intrepidez de pacotilla forjada en la retirada, en la excusa que todos conocen y algunos aplauden para esconder vergüenza propia y ajena”.

Así como Carmen Imbert Brugal, por su aberrada condición de lesbiana rastrera y asquerosa, amoral, confunde su género y lo revierte en su deformada percepción de lóbrega patología incurable; al pretender ser juez y parte, como se habituó haciendo de tal al servicio de la dictadura tiránica de la alimaña Joaquín Balaguer, auspiciador de la muerte “heroica y valiente” de sus Palmeros; como se auto-complace en decir e insidiosamente vuelve a reincidir en que: “De este modo no se desenreda la maraña del libreto cómplice. Demeritaría (no se sabe qué es lo que, concreta y realmente, demeritaría) la letanía impía de un guión libertario que nunca existió y sólo la progenie cree”.

De estos galimatías o embarres con ñeca de Carmen Imbert Brugal se puede inferir que, de su parte, hay la admisión autocrítica de que el grupo de Los Palmeros, actuaba como grupo anarco-terrorista y aventurero, falsamente amparado en un falso libreto o plan revolucionario o libertario que en verdad nunca tuvo elaboración ni sistematización alguna.

Así como que la Sagrada Bujosa, como figura de la progenie de  aquello, es la única que cree lo contrario; y que, con toda la necedad del mundo, repite el reclamo en cada 12 de Enero, o aniversario de la culminación de aquel desastre aparatoso para sus protagonistas y creadores, cuya crónica de antemano lo anunciaba y daba por un hecho.

Bien cabe recordar la anécdota de que: al parir doña Marina Mieses su segunda progenie, resultó que nació hembra. Y don Agustín Bujosa, que es el introvertido padre, convino ir donde una curiosa lectora de taza, que le auguró, según el insondable reino de los misterios, que la criatura le resultaría problemática por lo que debían llamarle Sagrada; bajo la supersticiosa y oscurantista falsa creencia de que, con tal nombre, quedaría protegida de las sombras ominosas que aparecían en la taza vacía de café usada como pie del vaticinio del oráculo.

Ignoraban tanto ésta, como doña Marina Mieses y don Agustín Bujosa, que  todo cuanto se le endilga lo de santo, santa, sagrado o sagrada, resulta inevitablemente criminal, asesino, amoral, sanguinario, anti-ético, desalmado y desgraciado; como se corrobora en el caso de Sagrada Bujosa Mieses. Nació hembra, pero resultó varón.

Pero, por sobre todo, ahí está la necedad aberrada de la infértil y estéril Carmen Imbert Brugal, que insiste y persiste en la más solemne necedad; y así, retoma sus espasmos, de culminación de su coito lésbico, con su sagrada amante y, en su recurso inevitable de la masturbación obligada, porque la naturaleza de las cosas es ley, y si es natural no hay quien pueda soliviantarla, y afirma Carmen Imbert Brugal:

“Aniversarios van y vienen, los golpes en el pecho se suceden" (y siempre sin mencionar los nombres de ésta ni de otra autoflagelación por culpabilidad, como en busca de culpar a todos, por lo de que, culpa de muchos, consuelo de tontos); y, prosigue embarrando Carmen Imbert Brugal: “pero la fuerza mayor es para no levantar la losa que cubre y protege la fantasía (sepulcro blanqueado). El documento suscrito por el rufián (¡dígalo carajo!) Amaury Germán Aristy se rechaza”: con lo de que nadie ha autorizado que Virgilio Perdomo y los demás se recluten en la CIA (¿por qué no aterriza Carmen Imbert Brugal y lo dice, en aras de la claridad y del esclarecimiento?).

Pero para excusa propia, la perversa intrigante no puede dejar de expeler insidias y afirma: “Y en lugar de refutar, difaman”.

 

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